GALATASARAY 89 - HERBALIFE GRAN CANARIA 75
El Herbalife Gran Canaria se entierra en el segundo tiempo
El Galatasaray aprovecha la pájara amarilla en la segunda parte para encarrilar la eliminatoria (89-75). Davis, Micov y McCollum, decisivos. La vuelta, el próximo miércoles.
Lastrado por un horroroso segundo tiempo, el Gran Canaria dilapidó este miércoles en Estambul gran parte de sus opciones de jugar su segunda final consecutiva de la Eurocopa. El Galatasaray olió la sangre y se lanzó a degüello con un baloncesto embriagador, enaltecidos sus ánimos por una grada caliente como pocas. Toca soñar con la remontada. Una más.
Impresiona el Abdi Ipecki, bulliciosos hasta el extremo sus aficionados, acaso entregados con pasión desborbada a la causa del Galatasaray. Pareció derretir esa caldeada atmósfera al siempre frío Gran Canaria, que en menos de lo que dura un pestañeo se vio perdiendo 9-2 tas una canasta de McCollum, tardando además más de dos minutos en anotar esa primera canasta (Newley), aunque bien es cierto que los turcos se aprovechaban de la ausencia de Omic, suplente una vez más en Europa en beneficio de un desnortado Pasecniks.
Ocurre que la sola presencia del pívot esloveno cambió por completo el panorama del partido, pero si el Granca no perdía la senda otomana en los primeros minutos fue gracias a Salin (2 triples para el 13-8). Con Omic sembrando de oscuridad para el rival su zona propia y sobre todo la contraria, un delicioso triple de Aguilar metía de lleno al Herbalife en el partido, 17-15. Guler cometió muy pronto su tercera personal, mientras que la madurez competitiva del Herbalife en tal ambiente, aguantando paciente los golpes contrarios para ser certero con los suyos, demostró que el poderoso inicio local fueron simples fuegos artificiales (25-24 al final del primer cuarto), más vistosos que de calidad.
Y así, como quien no quiere la cosa, el partido pasó a ser el que le convenía al Gran Canaria, por lo que poco después, tras un mate que suponía el 11º punto de Omic, la entidad insular consiguió su primera ventaja del duelo, 27-28. Incluso McCollum, tan decisivo en citas precedentes, estaba de momento desactivado. En los instantes de dudas el Galatasaray se encomendó a Lasme y Davis, cuya movilidad en ataque traía de cabeza al Granca, especialmente cuando Omic descansó. Mientras, un triplazo de McCollum le dio aire a los turcos al descanso, 49-42, ante un Herbalife que se hubiese metido en serios problemas de no ser por un 2+1 redentor del desaparecido Báez que había supuesto anteriormente el 44-40. Que la formación local se fuera ganando al descanso podía ser una cuestión puntual, pues nada hacía presagiar lo acontecido después.
Invierno.
En la famosísima serie de televisión Juego de Tronos, una de las mayores amenazas que reciben sus personajes es aquella de Winter is coming. Y es que el Gran Canaria, lejos de enardecerse contagiado por un ambiente envidiable, salió helado tras el descanso, sin tensión, cometiendo errores poco comunes, acaso perdido en cualquier escenario del inmenso Poniente. El segundo tiempo se inició con un triple de Báez, 49-45, mas no fue sino la sombra de una ilusión. A partir de ahí llegó el invierno para los insulares. Davis hacía lo que quería, como darle el +10 a su equipo (55-45), y poco después el parcial era ya de 10-0, 59-45. McCollum entraba en juego, y de nuevo con triple anunciaba paliza, 64-48. La ventaja para el Galatasaray no hacía sino crecer, y un desmelenado Koksal establecía el +19 desde los 6,75 m. (73-54, 73-56 al final del tercer periodo). Ataman consiguió neutralizar a Omic, apenas 4 puntos en el segundo tiempo, con lo que la victoria era segura.
Una vez era imposible que, salvo milagro inconcecible, el Granca pudiera siquiera soñar con ganar, la estrategia de Aíto se centraba en perder de lo menos posible para llegar con vida a la cita de la semana que viene en el GC Arena. De poco le sirvió. Mientras hay vida, hay esperanza. O no. Si Pangos estrenó el último parcial con un triple, 75-59, en todos los higlights de la jornada saldrá el canastón a tablero que acto seguido anotó Micov, 78-59, casi desde el Gran Bazar. Como demostraba el Galatasaray, bien sea con agresividad defensiva, sudando cada canasta, luchando por cada rebote en ambas zonas como si fuera el último, no era cuestión de baloncesto y sí de alma, actitud, corazón. De intangibles, esos que brillaron por su ausencia en el bando canario, tantas veces decisivos a su favor.
Un pequeño arreón de Aguilar, con 5 puntos casi consecutivos, aflojó el nudo que atenazaban la garganta amarilla, 81-66. Tal y como fue el partido, hasta bien le iba al Granca con ese marcador. Oliver, de nuevo de tres, puso el -12, 83-71, guarismos que empezaron a avivar la llama de la remontada, esa que desde ya viaja desde Estambul hasta el GC Arena y espera iluminar a toda una isla. Es justo, justísimo, el 89-75 final.
Si algo se ha ganado el Herbalife es el derecho a que su gente confíe en él, fiable como es a la hora de la verdad. Gran Canaria ya siente el latido de la remontada. La marea amarilla se prepara para la cita más emocionante de su vida, que de prosperar puede cambiarla para siempre. Todo o nada. Imposible perdérselo. Apasionante poder contarlo.