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MAGIC 111 - BULLS 89

Pau vuelve en un nuevo ridículo de los Bulls: 3ª derrota seguida

Chicago, vapuleado desde el primer minuto por los Magic. Dewayne Dedmon (18+13) parecía Olajuwon ante un equipo sin alma. Siguen a dos partidos de Pistons y Pacers.

Dewayne Dedmon acabó con 18 puntos y 13 rebotes en el mejor partido de su carrera. Fue uno de los verdugos de unos Bulls espantosos.
Dewayne Dedmon acabó con 18 puntos y 13 rebotes en el mejor partido de su carrera. Fue uno de los verdugos de unos Bulls espantosos.ORLANDO MAGIC

Las malas sensaciones mostradas en las dos derrotas anteriores ante los Knicks acabaron por confirmarse en Orlando. En la tierra de Disneylandia los Bulls no encontraron un reducto de fantasía e ilusión al que agarrarse en este tramo final de la temporada. Todo lo contrario. Vivieron un auténtico infierno al verse superados en todo momento por unos Magic que abusaron de ellos hasta el 111-89 final. Ni el regreso de Pau Gasol (7 puntos, 5 rebotes y 8 asistencias para el catalán) tras ser baja 48 horas antes en el Madison por sus molestias en la rodilla derecha evitó el ridículo espantoso de un equipo perdido. Sin alma. A falta de 10 encuentros para cerrar la Regular Season dan la impresión, y eso es lo más preocupante de todo, de haber tirado la toalla. La clasificación para los Playoffs parece no ser un aliciente. Y deben dar gracias a los Hawks. Con su victoria en Detroit, siguen teniendo a los Pistons (octavos del Este) a sólo dos partidos. Igual que los Pacers, séptimos. Aunque, siendo sinceros, a día de hoy parece una distancia insalvable.  

Poco hay que salvar del partido disputado esta última madrugada. Taj Gibson (16 tantos con una serie de 8/9 en el tiro que contrasta con el 36-88 de su equipo) fue el único que mostró algo de orgullo en la sonrojante debacle de Orlando. Y para mayor desgracia, acabó con problemas físicos y aplicándose hielo. Las sensaciones son malas. No es fácil ver a alguien templado y con la cabeza fría como Pau arrojar la toalla al suelo en el banquillo. Más síntomas. Aaron Brooks fue expulsado por segunda vez en lo que llevamos de mes. Un grupo desnortado y sin respuestas. Superado en el rebote con claridad (50-40) ante un equipo que compareció sin sus dos máximos anotadores: Vucevic y Oladipo. Les dio igual a los de Scott Skiles. Al término del primer cuarto ya mandaban por 14 puntos (36-22) con un 72,7% de acierto en el lanzamiento. Hace tiempo ya que Chicago perdió la que otrora, con Thibodeau, era su seña de identidad. Ahora no puede ni aferrarse a su defensa.

Los Magic no presentan ningún all star en su plantilla (por los tres 'bulls': Pau, Rose y Butler). Pese a ello, por momentos parecieron contar con el mismísimo Hakeem Olajuwon en cancha. En 22 minutos de juego, Dewayne Dedmon fue el auténtico amo y señor de la zona. En su tercer curso en la Liga logró la que de lejos su mejor marca anotadora: 18 puntos. Además de añadir 13 rebotes a su estadística. Fue el mejor junto a un Elfrid Payton que también aportó un doble-doble: 15 tantos y 10 asistencias. Y llegada la hora de la segunda unidad, los suplentes locales también dieron un buen repaso a sus homólogos de Chicago (Mirotic entre ellos: 4 puntos y 1/7). Jason Smith y Andrew Nicholson aportaron otros 14 por cabeza para llegar a poner la máxima en el marcador. Un 100-71 ya entrados en el último cuarto. El sonrojo no podía ser más grande.

Fred Hoiberg no ha sabido cómo dotar a su equipo de una identidad. Y peor aún, en ningún momento ha dado la sensación de conectar con el vestuario. Le quedan 10 partidos para enderezar en la medida de los posible el rumbo y mejorar el récord de unos Bulls en el 50% de victorias: 36-36 es su balance. "Espero que no", contestó al ser preguntado si su equipo había abandonado ya toda esperanza de luchar por la postemporada. "Obviamente, mi mensaje no está llegando al equipo. Vamos a sentarnos para poder encontrar una solución", adelantó. Por su parte, un Jimmy Butler que parece una sombra del jugador que sostuvo al equipo hace no tanto, tampoco cree que nadie "haya tirado la toalla". "Tenemos que arreglar la situación. Solucionar las cosas en el vestuario y aplicarlo luego en la cancha. Esa es la única forma. Nadie más va a jugar al baloncesto por nosotros", explica. A buen entendedor, queda claro que la química en el grupo no es la adecuada en este momento. Un veterano como Mike Dunleavy tambien lo deka entrever: "Hemos dejado de hacer las cosas como habría que hacerlas. Tenemos que encontrar el camino. En el pasado tuvimos éxito, pero ahora mismo va a ser complicado". Diez partidos. Eso es lo que queda para intentar salvar la temporada... o completar el hundimiento.