El 'triple-doble' de Gasol choca contra un muro: Lillard (31)

Los Chicago Bulls y los Portland Trail Blazers se enfrentaron en un duelo totalmente eclipsado por lo que sucedió horas después en Oklahoma. Curry y sus cosas ensombrecieron un partido que deja a la franquicia de Illinois, otra vez, por enésima vez, contra las cuerdas. Salieron derrotados frente al sorprendente y divertido equipo de Oregón (95-103), y se mantienen octavos en la Conferencia Este, pero ahora con sólo medio partido de ventaja sobre el noveno clasificado, los Detroit Pistons que ganaron en su visita a Milwaukee.

Los Blazers son la gran sorpresa. Se podría esperar algo de ellos, pero que estén séptimos en el Oeste a estar alturas de la película y después de vencer en 16 de sus últimos 20 partidos, nadie lo soñaba. Este equipo perdió a cuatro de sus titulares (Batum, Wes Matthews, Aldridge y Robin López) y a un gran sexto hombre (Afflalo) este verano. La reconstrucción con Lillard, el denostado por el gran público Lillard, y McCollum como puntas de lanza de un nuevo proyecto era el objetivo final para una campaña sin aspiraciones. En apariencia. Porque están espectaculares. Han ganado 31 partidos. Los mismos que Mavericks, más que Rockets y Pelicans (grandes aspirantes a la postemporada este año), y son uno de los cinco equipo que han vencido a los Warriors en esta campaña. ¡Y cómo lo hicieron!

Por eso, su llegada a Illinois, para el partido ante unos Bulls diezmados (Rose tampoco saltó a la cancha por tercer encuentro consecutivo) iba a ser toda una prueba (no superada) de fuego. Desde el primer minuto, el hiperactivo base de los Blazers daba cera. Anotó 15 de los 21 puntos de su equipo en un primer cuarto que acabó en tablas. Pau Gasol y McDermott, una noche más, eran los únicos valientes en defender un United Center que revivió el fantasma de los 100 tantos de un rival. Es la 13ª ocasión seguida que Chicago permite la centena o más, el récord más largo desde los 25 de la temporada de 1985-86 (21 de diciembre de 1985 al 17 de febrero de 1986). Un drama moderno.

El internacional español hizo todo y más para tratar de salvar el barco de la segunda derrota consecutiva. Logró el octavo triple-doble de su carrera (noveno con playoffs), el primero como jugador de los Chicago Bulls, con 22 puntos (9/16 en tiros de campo), 16 rebotes y 14 asistencias (números nunca vistos desde Larry Bird en 1987), que además es récord personal. Su máxima anterior, en pases a canasta, eran 12 en Seattle (2006) y Utah (2007). Nunca antes había tenido que ejercer tanto de pasador. Pero estos Bulls necesitan de todos los trucos que tenga en su chistera para que la temporada no acabe en desastre. Ahora mismo es el mejor pívot en asistencias de toda la NBA (3,8) empatado con su hermano Marc. Casi nada.

A pesar de llevar el mundo a sus espaldas como Atlas y contar con la buena participación (otro día más) de McDermott (18, quinto partido seguido en dobles dígitos), está muy solo. Desde el 9 de enero, el equipo ha sufrido, día tras día, la ausencia de alguno de sus mejores jugadores en la rotación. Ante los Blazers faltaban cuatro (Butler, Noah, Mirotic y Rose) y así es casi imposible. Más cuando enfrente Lillard no para de golpear al metal caliente. Alcanzó los 31 tantos al final. Es su noveno partido seguido que hace 20 o más tantos. Una canasta suya elevó la diferencia a un +15 en el segundo cuarto (36-51). Esa distancia fue luchada, pulgada a pulgada, durante el resto del partido. Los Bulls llegaron a ponerse a sólo 6 puntos (90-96) con un triple de Dunleavy a 3:35. 

Un esfuerzo de remontada que se propagó desde la buena circulación de balón con 33 asistencias (récord del curso) para 39 canastas. Cinco puntos seguidos de Gasol dieron algo más de esperanza a los suyos, pero Lillard y Plumlee desde la línea de personal certificaron la derrota local. Lástima de partidazo de Gasol tirado a la basura. Lástima.