MINNESOTA TIMBERWOLVES 123-OKLAHOMA CITY THUNDER 126
Durant acaba con la rebelión de los Wolves de Ricky Rubio
El alero de los Thunder anotó 27 puntos. Zach LaVine sobresalió con 35 para los de Minnesota. El español, 4 tantos y 10 asistencias.
Muchas rebeliones tienen el mismo patrón. Comienzan gloriosas, continúan su lucha tanto interna como externamente y finalizan con la cabeza de su líder en una pica. En el partido entre los Minnesota Timberwolves y los Oklahoma City Thunder (123-126) pasó algo parecido. Los Wolves, un equipo machacado por una pesada y cansada maldición año tras año, saltaron a la cancha como el cuarto peor equipo de la NBA, sin miras más altas que aprovechar cualquier oportunidad para darse alguna alegría. Aunque, siendo sinceros, su guerra ya es otra: la de conseguir la mejor posición del draft y así soñar con que algún día, algún lejano día, pueden volver a unos playoffs que no pisan desde 2004. Muchos años. Muchas penurias.
Pero a pesar de ello y conscientes de los problemas que arrastraban los Thunder, no dudaron en tratar de proteger su fuerte. El equipo de Oklahoma llegó con el tiempo justo para este back to back tras cuatro días encerrados en una Nueva York nevada, donde perdieron de forma asombrosa en Brooklyn y ganaron, después de una prórroga asfixiante, a los Knicks para lograr 34ª victoria del curso (con el triunfo en Minnesota siguen terceros con un balance 35-13, 12-3 en este mes de enero).
Estas piedras en el zapato se notaron durante el partido contra Ricky y los suyos, y el que mejor lo supo leer fue Zach LaVine. El escolta, reconvertido a base, salió a la cancha en el minuto cuatro del primer cuarto por el español y con empate a 18 en el marcador. Desde ahí se desató su locura. Al finalizar los cuatro periodos, el marcador señalaba 35 puntos para él (5/8 desde el triple), máximo anotador del duelo, máximo anotador histórico de la franquicia desde el banquillo y máximo anotador de la temporada como sexto hombre. Nada mal en 48 minutos de juego para un hombre que promediaba 12,0 tantos de media esta temporada.
Su arranque en el segundo cuarto (10 seguidos) provocó la reacción de Donovan desde el banquillo. Tiempo muerto tras perder la delantera una vez más en el partido (38-35) y entrada en pista de Durant y Westbrook. Entre los dos anotaron el 60% (74 de 122) de los puntos ayer en la Gran Manzana, y aunque hoy estuvieron acompañados por los 23 de Kanter, alcanzaron el 40% de los tantos de los suyos. El base alcanzó los 24 y repartió 15 asistencias, mientras que el alero logró 27. Durant, además, tuvo una influencia capital en los instantes finales. Él y los Thunder aguantaron todos los golpes (64-64 al descanso y 94-91 al finalizar el tercer cuarto) que daban con rabia entre el propio LaVine, Dieng (21), Wiggins (20) y Towns (19), y los destrozaron cuando ya no había capacidad de reacción. Ricky repitió sus 4 puntos (1/6 en tiros de campo) y 10 asistencias de Cleveland. Es el cuarto partido consecutivo en el que alcanza o supera la decena de pases a canasta.
Con 111-113, tras canasta de LaVine, Durant tomó la iniciativa como hizo en La Meca del baloncesto. "He escuchado a Robert Horry decir en un montón de ocasiones que cuando lanzaba esos grandes tiros no le importaba. Trato de dar ese mismo enfoque. Lo peor que puede pasar es perder. Eso no es tan malo como otras cosas que podrían suceder", señaló un jugador que sólo pudo vestirse de corto en 27 ocasiones la pasada temporada por las lesiones. Con esa idea, la de Horry y sus lanzamientos vitales, el MVP de 2014 hizo cinco tantos seguidos (un triple y una de dos) que pusieron un 113-118 corto para ya insalvable para unos Wolves que sumaron su 12ª derrota en los 14 partidos que llevamos en 2016... más la cabeza en una pica del rebelde del día: Zach LaVine.