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HER. GRANCA 81 -BARÇA LASSA 96

Golpe de autoridad de Oleson y Satoransky en Las Palmas

El juego exterior del Barcelona Lassa fue muy superior al del Gran Canaria, que volvió a disfrutar con una exhibición de Alen Omic (23 puntos y 32 de valoración).

Las Palmas de Gran Canaria
Brad Oleson tira ante Alen Omic.
Brad Oleson tira ante Alen Omic.EFE

La lección baloncestística que dio el Barça Lassa esta noche en el GC Arena quedará en los anales de la historia del Herbalife. El equipo de Xavi Pascual se lame así las heridas de Moscú y el Granca deberá esperar para sellar su pase a la Copa.

Como el equipo grande que es, el Barcelona posee un instinto depredador con el que acaba con su presa a la mínima oportunidad que tiene. Ocurre además que sabe esperar su momento, y vislumbra como pocos el hueco para lanzar un gancho directo al mentón. Por eso, y pese a que el Granca empezó como con un cohete pilotado por Omic (4 puntos) para ponerse 7-2, un parcial de 0-7 a favor de los visitantes sofocó cualquier conato de incendio (7-9). Caprichos del destino, el equipo de Xavi Pascual fue desde entonces por delante en el marcador salvo cuando ese canastón de Paulí en un 1x1 con Ribas puso el marcador en 11-11 y en ese duelo de mates entre Savané y Lawal (15-15), poderío africano en la cancha.

Por entonces ya estaba sobre el parquet un Álex Abrines que comenzó su primoroso primer tiempo (14 puntos, 4/4 triples) con un triplazo para el 15-21 en un alarde de exquisita técnica individual. El 17-23 al final de los primeros diez minutos abrió una vía de agua en la defensa del Granca, imposible de contener para las huestes de García Reneses.

Si los tiradores tienen la muñeca caliente poco se puede hacer. Y si encima tiene la clase de Abrines, siéntate a disfrutar de ellos y poco más. De nuevo de tres abrió el segundo cuarto, y con dos triples seguidos espoleó al Barça, 20-29, que hasta el momento parecía resistirse a bajar el freno de mano. Mientras, el Granca se agarraba a su particular clavo ardiendo de las mano de sendos 2+1 de Newley, de nuevo perdido, y Báez (23-29). Fue simplemente un espejismo, pues el Barça estaba desatado y destrozando al Granca desde el triple, como hizo Oleson con el 25-34. Poco después, el escolta de Nebraska puso por primera vez al Barça por encima de los diez puntos de ventaja, de nuevo de 3 (28-39).

El Herbalife, ni que estuviera arrinconado, simplemente se dedicaba en encajar lo más dignamente posible los golpes de su rival, que con 37-50, y a falta de 5 minutos para el descanso, obligó a Aíto a parar el partido vía tiempo muerto. Lejos de hacer reaccionar a los suyos, el equipo local se ahogaba. Bajó los brazos tan pronto que, sin saberlo, o tal vez sí, al descanso había entregado el partido.

Paliza de época.

La imagen del Gran Canaria provocó un enorme sonrojo a su afición, que inclusó ofreció un mini concierto de música de viento. El 81-96 fue engañoso, demasiado, pero por corto. Si el Barça no se montó en el avión con un paliza de época a favor fue por obra y gracia de su propia relajación, consciente como era de que el Herbalife era un alma en pena, un equipo alicaído, roto por momentos, inexplicablemente débil. Doellman no había aparecido, pero con 5 puntos seguidos terminó por hundir a los locales (44-68). Poco después, con el 46-72 tras dos canastotes de Perperoglou, 46-72, la marea amarilla explotó como no lo había hecho este curso. Normal, pues su equipo estaba dando la peor imagen en mucho tiempo, víctima de un desdén impropio de conjunto grande.

Con el Barça cuesta abajo y sin frenos, un triple de Newley, 49-78, puso cerco a un parcial de 0-10 en contra de los locales. El resto fue un correcalles del que mínimamente salió beneficiado el Granca, pues había perdido el partido muchísimo antes. De no ser por el propio Newley y Omic, doctorado en un partido de alta alcurnia, justo lo que se le pedía (23 puntos, 6 rebotes), el Barça hubiera hecho un herida histórica en el GC Arena. Tiene tantos y tan variados recursos que, si le aúpan el brazo para que alce el martillo pilón que sin duda tiene, destroza todo lo que se le ponga por delante. Esta derrota no debe ser tenida en cuenta como una más en el seno del Herbalife. Con la imagen no se juega.