Los Spurs pierden; Duncan: "Odio jugar partidos en Navidad"
Después de siete victorias seguidas, los Spurs perdieron y están 25-6 por el 28-1 de los Warriors. Los Rockets por fin defendieron y James Harden apareció para decicir.
Por fin la ciencia ha encontrado un antídoto para detener a estos Spurs eternos: jugar en Navidad. Tim Duncan reconoció después de que su equipo firmara su peor anotación de la temporada en Houston (88-84) que detesta jugar en esta fecha festiva: “Lo odio pero es cosa mía. Cometimos muchos errores, yo mismo creo que tres en los últimos cinco o seis minutos. Y puede que tenga algo que ver con eso…”. El caso es que los Spurs están 4-6 en su historial navideño, han perdido tres seguidos ya en 25-D (el año pasado ante los Thunder) y no ganan desde 2008 (a los Suns). La mala noticia para los rivales, claro, es que tan sólo es una fecha al año y además queda demasiado lejos de los partidos realmente trascendentes. Eso y que, mientras no se demuestre lo contrario, Gregg Popovich podría ser el Grinch.
Para los Spurs la derrota deja la racha de victorias seguidas en 7 y les hace ver a los Warriors algo más lejos: 25-6 por el 28-1 de los de Oakland, ahora mismo inalcanzables. Además, el partido dejó una mala sensación en la segunda parte para unos jugadores que no pararon de cometer errores y que están pegando tantas palizas en la temporada que no tienen demasiada costumbre de jugar finales igualados. Puede ser una lectura. Sólo Kawhi Leonard (20 puntos, 7 rebotes, algo menos eficiente de lo habitual) y LaMarcus Aldridge (18+9) mantuvieron el tipo con ayuda del malhumorado Duncan (13+11). A los Spurs les pesó el mal partido de Tony Parker (2 puntos, 1/7 en tiros, 3 asistencias y 3 pérdidas), aburrido por la presencia constante y crispante de Beverley.
Los Rockets defendieron con el cuchillo entre los dientes. Si eso no es un milagro navideño, uno no sabe qué puede ser. Siguieron el plan del interino ya de larga duración, Bickerstaff, que había hablado llanamente de “golpear a los rivales”. Sus jugadores, efectivamente, fueron mucho más duros y físicos de lo habitual y crearon cortocircuitos en ese ataque de los Spurs que sigue en fase de adaptación a un nuevo estilo con nuevos jugadores. Los Rockets, además, pasaron de 38 puntos en el primer tiempo (38-43) a 50 en el segundo, incluso un parcial de 9-0 para abrir el último cuarto (hasta el 70-60). Los Spurs volvieron a ponerse a tiro pero a sus fallos finales se les sumaron dos triples vertiginosos de James Harden para abrir una brecha ya definitiva: 84-75 a menos de cuatro minutos del final. Harden terminó con 20 puntos de mucho mérito: sólo llevaba dos al descanso. Además, repartió 9 asistencias y puso la chispa que incendió el trabajo en las zonas de Dwight Howard (11 puntos, 12 rebotes) y Terrence Jones (14+6). Los Rockets (16-15) se demostraron que cuando quieren, pueden. Su temporada amenaza ruina pero están a tiempo todavía. A ver si ahora…