TIMBERWOLVES 99 - KINGS 95

Wiggins (32) y la sangre fría de Ricky acaban con los Kings

El número uno del Draft 2014 jugó su mejor partido de la temporada y el español cerró el choque, con confianza, desde la línea de libres.

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¡Por fin! Segunda victoria de los Minnesota Timberwolves en sus últimos 10 partidos. Un Andrew Wiggins estelar guió a los de Sam Mitchell durante todo el encuentro. El ex de Kansas, que logró 32 tantos, 10 rebotes y seis pases de canasta, sumó su cuarto partido del curso por encima de los 30 puntos y su primer doble-doble de lo que va de competición (tercero de su carrera), Demasiado fuerte, demasiado rápido. Wiggins, convertido en esa estrella que no tardará en entrar en la élite de la liga, estuvo acompañado por un buen Ricky Rubio (12+7+8), un luchador Karl-Anthony Towns (15+8) y un enorme Shabazz Muhammad (16+7 desde el banco). En los Kings, Rondo, que volvía de su famosa suspensión por comentarios homófobos, acabó con su típico doble-doble (11+13) y DeMarcus Cousins, bien frenado por Towns en sus minutos en cancha, luchó hasta el final con sus 24 puntos y 11 rebotes.

¿Por qué les cuesta tanto ganar partidos a los Wolves? Porque sus dos mejores jugadores son todavía demasiado jovenes, sí. Pero también porque, por alguna razón que desconozco, se empeñan en tener que ganar varias veces (por no decir muchas) cada partido. La juventud también juega un factor importante en lo que digo, pero gran parte de la responsabilidad tiene que caer sobre el entrenador. Los locales llegaron a ponerse hasta 14 arriba en un primer cuarto en el que Towns sacó a pasear todas sus armas (tiene muchas). El ex de Kentucky anotó por dentro y por fuera mientras veía como Ricky clavaba dos triples (¡eureka!) y como Wiggins volaba para machacar brutalmente el aro rival tras rebote ofensivo. Sin embargo, y como viene siendo habitual los últimos años, las ventajas significan poco en un partido de los de Minneapolis. Apareció el mejor Muhammad (varios equipos andan detrás de él), pero lo hizo absolutamente solo. Los Kings recortaron distancias poco a poco y sin hacer gran cosa y, para cuando Towns volvió al parqué para seguir pegándose con Cousins, el marcador estaba igualado (46-46).

Mucho Wiggins y enorme Towns

Me parece importante entender la importancia que ha tenido hoy el número uno del último Draft. Sus números (15+8) no dicen nada espectacular y Wiggins fue mejor, no seré yo el que diga que no. Pero que un rookie sea capaz de reducir a DeMarcus Cousins al rango de pívot bueno (sí, solo bueno) me parece increíble. La diferencia de kilos y preparación entre ambos es abismal (KAT no mueve al de los Kings ni un centímetro) y, pese a eso, el de los Wolves frenó más acometidas de su rival en ataque de las que podría haber soñado (los entrenamientos juntos en Lexinton habrán ayudado) y le hizo un traje al poste de los que recordará cuando dentro de 10 años piense en sus primeros pasos en la liga. Es buenísimo. Como Wiggins, que ganó el partido a base de fuerza, capacidad atlética (es de locos como se mantiene en el aire tras contacto) y talento. Mucho talento.

Los Kings no son un gran equipo, hay que partir de esa base. Pero sí son un rival muy complicado en un final apretado. Cousins estuvo a punto de remontar el choque él solo en los últimos segundos (los Wolves fallaron 11 tiros seguidos en el cuarto cuarto), pero a Ricky, que rebosa confianza en todo lo que no sean suspensiones, no le tembló el pulso. Triunfo muy necesario para unos Lobos que tienen en Wiggins y Towns dos diamantes que podrían dominar la liga dentro de unos años. Por dentro y por fuera.