La magia de Lillard aniquila a unos Clippers sin corazón
Sexta derrota en ocho partidos para los Clippers, que quedan 6-6 tras otro pésimo final del partido. Lillard les destrozó con tres triples maravillosos en el momento clave del partido.
Los Angeles Clippers perdieron con los Warriors en una tortura china y se tuvieron que marchar a la carrera a Portland, donde nunca es fácil jugar por mucho que los Blazers ya no sean los Blazers de Aldridge y llegaran tras siete derrotas seguidas. En complicado back to back, a los Clippers se les puede permitir el cansancio. Pero tras la remontada encajada ante los Warriors, su más íntimo rival, se les debería exigir alma. Corazón. Espíritu. Algo de eso que sistemáticamente les ha faltado en demasiados momentos. Quizá no sea eso y se trate sólo de una cuestión de ejecución pero los de Doc Rivers jugaron otro pésimo final de partido y volvieron a perder (102-91). Seis derrotas en ocho partidos. Y un nada halagüeño 6-6. Recuerdo: el 4 noviembre viajaron a Oakland con 4-0 en el zurrón. Los Warriors tenían el mismo balance. Ahora están 6-6 por el 14-0 del campeón. Más de seis partidos de diferencia en poco más de dos semanas.
Lo que afeó a los Clippers, cuyos problemas en los finales igualados son ya cuestión de diván, iluminó a Damian Lillard. Un jugador especial, un minúsculo genio que ha nacido para descomprimir situaciones de máxima presión por mucho que este año, sin el descargo que suponían Aldridge, Batum y compañía, también lo haya estado pasando mal para finalizar: 5 de las 9 derrotas de los Blazers habían llegado tras desaprovechar marcadores favorables en unos últimos cuartos en los que el genial base sumaba antes de este partido un 6/30 en triples. La especialidad de la casa: los Clippers les echaban el aliento en el cogote (87-85) a falta de cuatro minutos. En poco más de dos les cayó un 13-2 con 4 puntos de Plumlee… y tres triples espectaculares de Lillard. Dos de ellos seguidos y uno, desde el downtown de Portland, para cambiarle la hora a los Clippers. Era suya: la hora de Lillard.
Lillard, en fin, anotó 11 de sus 27 puntos en el último cuarto. En el que Blake Griffin volvió a naufragar: 6 puntos pero 3/8 en tiros y dos pérdidas. El gran lunar a lo que es una temporada por lo demás fabulosa (esta vez 21 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias). Paul Pierce descansó pero jugaron Chris Paul (que ya había vuelto contra los Warriors) y JJ Redick, que tuvo un regreso muy desafortunado (3/12 en tiros, incluidos un air ball y una pérdida en ese maldito tramo final). La albañilería de DeAndre Jordan volvió a ser un elefante en la cacharrería de las jugadas decisivas, con problemas ante el más inteligente Plumlee (18 puntos, 10 rebotes) y el mucho más fino Davis (17+15). Los Blazers rompieron la mala racha y los Clippers acrecentaron sus dudas. Es todavía noviembre pero por ahora el equipo no combate sus pecados del pasado y su mayor profundidad es sólo un concepto teórico (10 puntos entre Stephenson, Johnson, Smith y Mbah a Moute).