Omic lanza al Gran Canaria
El esloveno terminó con 17 puntos y 10 rebotes para 28 de valoración. Un triple de Pangos y otro de Salin, demoledores.
Debe estar contento Kyle Kuric. Su recuperación va lenta pero segura y sus compañeros le vuelven a dedicar una victoria vital para mantener el liderato en la Eurocopa. Peligró el triunfo del Gran Canaria durante muchísimos minutos, pero al final consiguió incluso una renta a favor, +9, que puede ser decisiva de cara a posibles empates finales.
Más caliente que la grada, fría al principio pero solo de apariencia, empezó el partido Della Valle, con tres triples para darles las primeras ventajas al Reggio Emilia (3-5, 3-8, 7-13). Mientras, el Herbalife Gran Canaria no perdía la estela italiana gracias a los tiros libres (11-13). A todo esto, Lavrinovic tenía más que bien controlado a un fallón Alen Omic, que despertaría en la segunda parte cual huracán. 5 puntos seguidos de Paulí dejaban al Granca a un paso del rival (19-20), siendo el 23-26 el justo marcador al final del primer acto.
Tenía que ser Salin quien despertara a los locales del letargo con el saltaron a la cancha de nuevo (triple para el 28-32), hasta que Paulí, con asistencias a Omic y Rabaseda, facilitara a los amarillos su primera ventaja, 36-34, desde el 3-2 inicial. El 36-36 del descanso auguraba una gran igualdad.
Así sucedió. Aguilar confirmó su recuperación con un tempranero triple (41-36). A base de constancia y trabajo duro, y pese a que el Granca llevaba la iniciativa, el Reggio Emilia seguía con todas las opciones. Tanto es así, que incluso un 3+1 de Silins hizo temer lo peor (55-61). Sin embargo, y liderado por un Omic imperial (17 puntos, 10 rebotes, atronadora ovación final) con ayuda de Pangos, los insulares mantienen el liderato con un triunfo vital. No es baladí ese 76-67 de cara a la clasificación final tras ese mate agónico de Newley con el reloj casi a cero. Pudo ser más, pero también menos. El caso es que el Herbalife sigue líder, encarrila la clasificación y, lo que es aún más importante, le da nuevos motivos a Kyle Kuric para que sonría.