Los Warriors le dan una paliza histórica a los Grizzlies de Marc
Los Grizzlies encajan la mayor paliza de su historia ante unos Warriors maravillosos en los que Curry suma 148 puntos en cuatro partidos, lo nunca visto desde Michael Jordan.
El resultado fue 119-69. Y era 88-44 a dos minutos del final del tercer cuarto. El partido fue, resulta obvio, una humillación absoluta para unos Grizzlies que encajaron la peor derrota de su historia y que (volveré a ellos) no han comenzado precisamente bien el curso. Pero la noche, y el arranque de competición, pertenece a Golden State Warriors. El campeón. El mejor equipo de la NBA. Un grupo descomunal de jugadores que están escribiendo una de las páginas más alucinantes, casi inefables, de la historia de la liga. Ahí van algunos datos. Cojan aire:
Con el tercer triunfo por al menos 50 puntos de su historia (el primero desde 1991, un +62 a los Kings), los Warriors marchan 4-0 con una diferencia total de puntos de +100, la mayor de siempre en los cuatro primeros partidos de la temporada (+99 los Celtics en 1961). Y lo han hecho, por cierto, con cuatro partidos ante tres equipos (Pelicans, Rockets, Grizzlies) que jugaron el año pasado playoffs. De hecho, son los tres a los que eliminaron en su ruta por el Oeste hacia la final y el título. Están anotando 119 puntos por partido y encajando 94, un +25 que dobla (es todavía una muestra minúscula pero da perspectiva) el +12,3 de los Bulls de la temporada 1995-96. También tienen los mejores ratings ofensivo (115,2) y defensivo (88,5), con un diferencial absolutamente alienígena, +26,6 por el (perspectiva, otra vez) +13,4 de aquellos Bulls. Suman 20 triunfos seguidos en su pista en Regular Season, superando los 19 que habían dejado como mejor marca la temporada pasada (claro). Y al frente, Stephen Curry. Cojan aire. Otra vez.
Curry promedia 37 puntos, 6,3 asistencias y 5 rebotes por partido tras su 30+3+3 de esta matanza de osos. Lleva 77 encuentros metiendo al menos un triple (quinta mejor marca de la historia y a uno de la cuarta, la racha de 78 de Dennis Scott). Y ha metido en estos últimos cuatro 21, los mismos que todos los jugadores de los Grizzlies en sus cuatro disputados (21/43 él, 21/78 los de Tennessee). Nadie ha metido tantos en los cuatro primeros partidos de una temporada. Ni siquiera él mismo, que en las tres últimas ha encestado 286, 261 y 272. Su mejor media, el curso pasado, fue de 3,6 por noche. Ahora está en 5,3. Y en los últimos 40 años, sólo Michael Jordan ha anotado más en ese mismo tramo inicial: 156 puntos en la 91-92, 148 ahora un Curry que suma ya tres cuartos de al menos 20 puntos: uno de 24 y otro de 28 en los dos triunfos ante los Pelicans y 21 en el tercero de esta destrucción milimétrica de los Grizzlies, otro aspirante al anillo en la parrilla de salida de la temporada.
Unos Grizzlies que, cosas, ganaban 21-22 al final del primer cuarto (con 7 puntos de Marc Gasol). Justo ahí los Warriors empezaron a defender y correr, a poner tapones por todas partes (7 en ese tramo, 13 totales) y correr: 21-5 de parcial en ruta hacia el 53-34 del descanso, al que se llegó con dos triples de Klay Thompson y en un bombardeo que no cesó en la segunda parte y en esa ruta ya señalada: 70-40, 88-44, 105-61… 119-69 final. Desde el final del primer cuarto, 98-47. Sumados el segundo y el tercero, el nudo del partido, 72-27. Una exhibición antológica con (al margen de lo de Curry) casi triple doble de Draymond Green (11 puntos, 9 rebotes, 8 asistencias), 14 puntos de Thompson y hasta 15, en la mejor anotación de su carrera, de Ian Clark. Cosas…
Pero conviene hablar de los Grizzlies. De su 27% en tiros de campo, 13% en triples (3/23). De su costalazo en el rebote (65-44) o de esos 13 tapones y 32 asistencias que les llovieron: ni ataque ni defensa. Los Grizzlies marchan 2-2, una cifra discreta que esconde otra mucho peor: dos partidos contra los dos últimos finalistas y 76-106 ante los Cavs y 119-69 ante los Warriors. -80 de diferencia. Nadie está anotando por fuera (el miedo cerval que suele atenazar a este equipo) y esta vez ni Randolph (4 puntos, 3 rebotes) ni Marc Gasol (13+9) tuvieron apenas peso. Ninguno está tampoco a su mejor nivel en el arranque de la temporada y por ahora estos Grizzlies, flojos en ataque e irreconocibles (lo más extraño) en defensa, no tienen el aspecto de aspirante a finalista que les ha acompañado en el último lustro. Más les vale que sea cosa de una mala semana, de una salida de diesel. Todo lo contrario que su rival de esta última noche, al que en realidad ni vieron delante: Golden State Warriors, el equipo a batir por todos. El campeón perfecto. Una maravilla hecha baloncesto.