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MOVISTAR ESTUDIANTES 73-VALENCIA 81

El Valencia impone su ley ante un Estu que no conoce la victoria

Rafa Martínez y Dubljevic dieron a los taronja su tercera triunfo ante unos colegiales que mejoraron mucho su imagen en el último cuarto.

Dubljevic, Stimac y Sikma luchan por un rebote.
Dubljevic, Stimac y Sikma luchan por un rebote.Paco CamposEFE
ACB

Hay algo de luz al final del túnel. Esta debe ser la idea del aficionado estudiantil una vez visto el partido entre el Estudiantes y el Valencia. Fue una derrota justa (73-81), la tercera en estas tres primeras jornadas, en un partido que en sus inicios fue como contra el Baskonia, un visto y no visto, pero que tuvo algo más de intriga al final por el empecinamiento colegial en dejar algo que llevarse a la boca a los suyos. Los últimos 10 minutos deben ser el camino. Los primero 30 otra dura y trágica lección a no repetir, aunque enfrente tengas a un equipo taronja que tiene de todo en su arsenal y se permite el lujo de no contar ni un minuto con Sato.

Pedro Martínez cuenta, para mayor afrenta hacia sus rivales, con el magnífico estado de gracia de Dubljevic. El montenegrino encabezó los primeros hachazos valencianos y fue un coloso en la pintura con esa calidad suya que parece inagotable (13). Cinco puntos seguidos suyos, otros cinco de Sikma y dos de Lucic abrieron en canal a un defensa estudiantil (4-12) que no resistía los movimientos constantes, pacientes y efectivos del Valencia. Tanto en el pick&roll como en los tiros abiertos, los estiletes valencianos (elijan cualquiera de la lista de esa sublime plantilla) rompían a todos y cada uno de los quintetos que ponía sobre la pista un Diego Ocampo que observaba como su defensa puesta en liza y el sistema de ayudas eran desbordados según pasaban los minutos. La descoordinación a la hora de defender el propio aro era tal, que al final del primer cuarto los taronja ya sentía la victoria como algo propio.

Un mate de Vicedo y una canasta de Juancho Hernángomez pusieron algo de alegría a las gradas Barclaycard. Tres triples seguidos ¡tres!, sin ningún tipo de resistencia, elevaban la sangría al 20-34. Y desde ahí hasta la reacción del cuarto cuarto, a ver la vida pasar, como se dice. Las nueve perdidas al llegar al descanso (se elevaron a 15 al final) fueron el epitafio perfecto a la labor que realizaba en esos momentos un Estudiantes nervioso y ansioso. La hiperactividad es buena, si se sabe encauzar, sino es correr como pollos sin cabeza. Si a todo eso unes el desacierto ya crónico desde el triple (5/22) y que dos de tus tres fichajes (Zach Graham y Brandon Thomas) no cumplen por el momento, tienes todos los ingredientes para llegar al descanso 17 abajo (28-45) y comenzar el tercer cuarto con una pendiente de -25 (28-53) con Rafa Martínez de francotirador (21, 5/8 desde el triple).

Con Van Rossom lesionado por un esguince en el tobillo derecho tras chocar con Brizuela, el Valencia no tuvo dificultades para llevarse el tercer cuarto (19-25 de parcial), pero en el último algo cambio en el Estu. Cierta esperanza, digámoslo así, que llegó por desgana por saberse ganador de los taronja y a un mayor ímpetu colegial. Nacho Martín dejó de ser una isla en ataque (14 tantos) y se le unió Hernángomez (14 en 12 minutos y 25 de valoración, la más alta conseguida en menos de 800 segundos) y algo Graham (10), en un ataque menos encorsetado, donde prevalecía la loca valentía a la cordura, los de Ocampo remaron con un 26-11 de parcial hasta el 73-81 final. No es alegre, pero si despierta ciertas esperanzas.