VALENCIA 84 - REAL MADRID 90 (1-3)
El Madrid derriba al Valencia y jugará su cuarta final seguida
Los de Laso recuperan su mejor juego y abaten la resistencia de un heroico equipo local liderado por Dubljevic (24 tantos). Siete jugadores blancos anotaron entre 8 y 12 puntosBurgos - Barcelona, en directo: ACB Liga Endesa 2018
Después de bregar en la cancha, y también en los despachos, el Madrid y el Valencia dejaron un cuarto acto magnífico que ganaron los blancos por potencia de fuego; por recursos, por banquillo y por salud. Lo ganaron con el mono de trabajo, el que reclamaba Rudy días atrás, y por defensa y rebote. Por dejar al rival en 35 puntos en la segunda parte (y meter 43, claro) cuando se iba a trote de cien (49-47 al descanso). Enfrente, mucho orgullo y mucho Dubljevic, destacados Lucic y Vives, aunque insuficiente ante la batería de cañones enemigos: siete jugadores firmaron entre doce y ocho puntos (Rudy, Nocioni, Reyes, Ayón, Llull, Rivers y Carroll). Frente a las dificultades, equipo. La décima final seguida de Laso y compañía desde la campaña 2012-13, la cuarta de Liga, algo que no había logrado nunca el Madrid, nunca con este formado de playoff que cumple 32 ediciones. Otro muesca en el revólver de un grupo ya histórico.
La primera parte nos recordó a un gran partido de tenis, de esos de Roland Garros, con largos intercambios de golpes, con ritmo y con cambio de pista entre el primer y el segundo cuarto en el que cada uno cogió la raqueta del otro, y con ella sus armas. Arrancó el Madrid con la cartilla leída: colectividad, equilibrio interior-exterior, balones dentro… Y el resultado fue que Reyes y Ayón se forraron. Entre ambos, 15 puntos en el primer cuarto (8 canasta de dos del Madrid) frente a un Valencia que daba la réplica desde el triple (4 de 8) con Vives en el papel de este becario es un líder.
Con el salto de un cuarto a otro, Laso metió a Carroll y sentó a sus pívots, tiró también de Maciulis y Nocioni, Sergio Rodríguez ya andaba sobre el parqué, y el Madrid giró hacia el perímetro (4 de 7 de tres en ese periodo), a la caza del pase extra. Eficaz y preciosista a la vez. En la trinchera vecina cambio radical con Dubljevic y Lucic. Percutir y percutir. El resultado, 11 tantos cada uno (10 de 13 cerca del aro para el equipo naranja, pero 0 de 2 de lejos).
En la reanudación, más Dubljevic. Todo. Lección magistral al poste (24 puntos y 31 de valoración). Clínic para el recuerdo, pero neutralizado por una actuación coral. Por un Madrid que volvía a gritar equipo. Y no uno cualquiera, sino el campeón de Europa. Pudo estar más o menos fino, pero sus engranajes se acoplaron como no hicieron en días previos. Funcionaron los mecanismos de alerta, la defensa, la zona. El rebote. La solidaridad grupal. Lo vimos, lo leemos: 20 asistencias.
En ese tercer cuarto fue cuando el Real empezó a ganar la batalla que valía una guerra, justo después de la máxima local (55-49). Un parcial de 11-23 sentó las bases de la victoria. Barrida en los rechaces (2 a 11 en ese tramo) y 10 de 10 desde la personal. Una entrada de Rudy (luego se lesionó en la rodilla izquierda, un golpe sobre otro que ya tenía, en principio no es grave) se saldó con dos faltas de Rafa Martínez, la segunda por cortar en seco la penetración después de que pitaran los árbitros, y técnica a cada uno por mal encararse. Rudy encestó los cuatro libres y Llull la clavó de tres. Siete tantos seguidos (57-63). Al inicio del último periodo los visitantes tocaron los nueve de ventaja tras triple de Carroll y supieron manejar esa renta, jugar con ella.
Bien Nocioni y bien Rivers, que recuperó el balón de la sentencia y luego Llull lo palmeó. A la final, con visto bueno además del Comité de Apelación (“no hubo alineación indebida en el tercer partido”). Al Valencia le faltaron Van Rossom y Loncar, y medio Pau Ribas. Y le faltó acierto en el perímetro aunque le sobrara corazón. Y si te falla la artillería, te faltan armas ante el Madrid. Pedazo de semifinal. Tan grande como Sato, que al terminar el duelo entró en vestuario ajeno para felicitar a los rivales uno a uno. Y a los técnicos. Deporte.