REAL MADRID 84- ANDORRA 83
Un palmeo de Ayón da al Madrid el primer puesto matemático
Los de Laso remontaron doce puntos al Andorra tras encajar un parcial de 6-30. Sergio Rodríguez y Gustavo Ayón, los mejores. El equipo salió a saludar a la afición blanca.
Hasta el partido menos esperado tiene su aquel. Donde nadie señala, aparece sin avisar un giro del destino, el baloncesto y la tensión competitiva. Lo vimos una vez más en el Barclaycard Center, en un duelo que arrancó soso y terminó poniendo los pelos de punta al personal. Triunfo blanco a un segundo de la chicharra con un palmeo de Ayón. Triunfo que le da ya matemáticamente la primera posición a dos jornadas del final. En estos ocho meses de curso los de Laso podían haber ganado más veces y por más, pero no haber llegado tan arriba en cada una de las cuatro competiciones que han encarado. Primeros en todo a falta de los dos desenlaces gordos, de la Euroliga y de la Liga.
La primavera aprieta y la Final Four asoma en el horizonte blanco. Más camisetas en la grada, de las de tirantes, un aspirante a Sabonis con su ‘11’ hacía pareja con el ‘9’ de Felipe Reyes. Quién los juntara ahora. El ambiente era plácido y más aún por el dominio inicial de Ayón en alianza con el capitán (firmaron 14 de los primeros 20 puntos locales: 20-6). Por dentro, eso sí, cierta tensión contenida ante lo que se avecina. Que el partido naciera manso ayudaba a evadir la mente, a mirar al cruce con la siguiente esquina, a pensar en Obradovic y su Fenerbahçe.
Pero por el bien del Andorra y también del Madrid, créanselo, hubo volantazo brusco mediado el segundo cuarto (34-22). El MoraBanc estiró un parcial de 6-30 hasta después del descanso que le puso 12 por delante: 40-52. Y así aguantó como gato panza arriba. Garras afiladas, equipo en forma. Tres triples de Schreiner y dos de Betinho Gomes le habían revivido, luego disfrutaría de la viveza del pívot griego Bogris.
El Madrid podía permitirse la derrota. Si aún quería ganar le iba a costar sudor y lágrimas. Por fortuna, nada de sangre (ningún lesionado, la mejor noticia). Entró en los últimos segundos del tercer periodo todavía diez abajo (57-67) y un minuto después, ya en el último cuarto, estaba a tiro de uno (66-67). Slaughter hacía el trabajo sucio, daba asistencias y además metía dos canastas. Pero ahí no concluía la historia, a los de Peñarroya les quedaban uñas para soltar varios arañazos casi letales. De tigre, vamos. Una canasta de Sada les ponía seis arriba (77-83) a menos de dos minutos. Mérito visitante, porque el Madrid empujaba con todo, tenía la victoria entre ceja y ceja clavada con una chincheta.
No quería llegar a la Final Four derrotado. Pero iba a perder, lo parecía... 1:47 y 2+1 clave de Sergio Rodríguez protestado por la interpretación de la acción continuada. Erraba entonces Bogris, erraba Sergio un triple (5 de 7 y muy suelto en ataque) y erraba otro Bogdanovic, pero Reyes la metía de dos. Al Andorra le faltaba al menos una canasta para hollar la cima. No llegaría. Pérdida de Sada (o robo de Ayón) y último ataque: 82-83. Reyes lo intentó dos veces bajo el aro y cuando el balón ya festejaba el éxito visitante, Ayón lo palmeó a un segundo de la bocina. El delirio en el Palacio, triunfo in extremis y descarga total de adrenalina. De las que te dejan el cuerpo bien, listo para la siguiente batalla. De las que te dejan campeón de la fase regular. La plantilla entró al túnel de vestuarios y regresó para saludar, baño de masas con pancarta incluida en la grada: “Tócala otra vez, Real”. La Copa de Europa, por supuesto.