LAKERS 86-HAWKS 91
Korver se rompe la nariz ante los Lakers de las 48 derrotas
Los Lakers (26% de victorias), nunca habían perdido tanto en 65 partidos. Los suplentes de los Hawks deciden. Kyle Korver, lesionado tras un golpe con Ed Davis.
Los Lakers nunca habían perdido 48 de sus primeros 65 partidos. Siguen apilando récords negativos y desafiando a los rincones más oscuros de su lustrosa historia en este momento, zona cero de la grandeza que fue y que no sabemos cuándo volverá a ser. Ese 26% de victorias actual es un suelo que va camino de hacer buena su temporada pasada: 27-55. Para mejorara (17-48 ahora) tendrían que firmar un 11-6 de aquí a final de curso. Improbable… e innecesario, toda vez que su atención su debería centrar ahora en conservar su pick de la próxima primera ronda del draft. Ya se sabe: o es top-5 o es para Philadelphia. Parece que serán seguro uno de los cuatro peores de la Regular Season y, con los Knicks destacados en el pelotón de los torpes, todavía les rondan Timberwolves (14 victorias) y los propios Sixers (15). Ceder algún puesto más les pondría un poco más cerca de que la lotería les premie con un Okafor, un Towns o un Russell…
Los Lakers, que ganaron en Atlanta (por increíble que parezca) en el arranque de la temporada, y antes del asombroso despegue de los Hawks, cayeron en el Staples ante una versión B de ese equipo que hasta en eso se parece a los Spurs. Budenholzer se guardó a Carroll, Millsap y Teague. Y ya tiene lesionados a Scott y Sefolosha y perdió durante el segundo cuarto a Korver, que se rompió la nariz en un choque con Ed Davis. Y a pesar de todo, los Hawks ganaron. Con un gran partido de su único titular, Horford (21 puntos, 5 robos) y con 24 y 10 asistencias de Schroder, ese base que en vez de venas parece tener cables de alta tensión.
Sin Korver (y sin Scott…) apareció Shelvin Mack para anotar 18 puntos. Un día más en la oficina para unos Lakers que, otra vez, tuvieron poco más que hacer que mirar la hoja de estadísticas de Jordan Clarkson (10 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias) y observar con curiosidad los pasos de Jabari Brown, rookie no drafteado del que Byron Scott dice que “tiene madera de jugador NBA”. El técnico dijo más cosas de sus Lakers, poco después de reconocer que muchos jugadores ni levantaban la mirada del suelo en sus abismales charlas post partido. Esta vez aseguró que su equipo ni siquiera era capaz de poner buenos bloqueos y que sospechaba que podía haber “miedo a los contactos físicos fuertes”. Así están las cosas. Los Lakers, con todo y gracias a la evidente merma de un rival muy superior, convirtieron en los últimos 6 minutos un 67-83 en un 83-85. Atlanta no falló con los tiros libres decisivos: ni Schroder ni Bazemore, que estaba en esa plantilla laker que batió en la 2013-14 unos récords negativos que están quedando ahora anticuados. Todos…