TIMBERWOLVES 121 - BLAZERS 113

Ricky dirige el festival anotador de los Wolves ante los Blazers

Volvió a rozar el triple-doble (se quedó a dos rebotes) y junto con Martin, Wiggins y Neal reencontró a los Wolves con la victoria. En Portland echaron en falta a Wes Matthews.

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Tras cuatro derrotas consecutivas, los Timberwolves se reencontraron con el triunfo (121-113 ante los Blazers) y lo que es mejor, volvieron a dar muestras de lo que este equipo (con las dosis necesarias de paciencia) puede llegar a ser en un futuro. Fue un partido de esos que gustan al espectador: muchos puntos, intercambios constantes de canastas y un ritmo frenético. Y en ese ambiente, Minnesota tiene jugadores que se mueven como pez en el agua: Ricky, Wiggins, Martin... Precisamente los mismos que sobresalieron esta madrugada junto a un Gary Neal (27 puntos) que parece haber encontrado su lugar en el equipo que dirige Flip Saunders. El ex del Barcelona y Unicaja entró en ebullición con 17 tantos en el último cuarto.

Sin embargo, fue Ricky Rubio quien puso muy cuesta arriba el encuentro para los de Oregón anotando un triple fundamental a un minuto para la conclusión. Tras un cambio defensivo, Lillard se quedó defendiendo a Garnett y LaMarcus Aldridge con el español. El ala-pívot flotó y el base se levantó y ¡bingo!: 109-102 en el marcador. Es en este tipo de acciones donde se mide la confianza del jugador. Y el de El Masnou, en este momento, la tiene por las nubes. ¿La clave? Él mismo lo dice, trabajo: "He estado trabajando en ese tipo de tiros. Tuvo una gran situación en un buen momento y la llevé a cabo". Se encuentra fresco, con ganas y ritmo. Se le ve disfrutando sobre el parqué y esa es una excelente noticia. Esta madrugada volvió a dirigir con brío a su equipo (15 asistencias), anotó lo minímo exigible (13 puntos) para un jugador de su nivel e importancia y mimó como él sabe el balón: sólo perdió uno. Apenas se quedó a dos rebotes de firmar su segundo triple-doble del curso. Por si fuera poco, sumó un +13 para su equipo durante su estancia en la cancha.

Otro que también estuvo sobresaliente fue su compañero Kevin Martin. El escolta está firmando un muy buen curso, recordando al de sus mejores años entre Sacramento y Houston. Ante los Blazers se fue hasta los 29 puntos, sentenciando desde la línea junto a Neal en el carrusel final de tiros libres. Por su parte, en el último cuarto vimos a un Andrew Wiggins más apagado. No fue su mejor noche, si bien tuvo un momento de inspiración tras el descanso con 10 puntos casi consecutivos que colocaron a los lobos por delante en el marcador tras el 51-55 con el que se llegó al intermedio. El que será rookie del año acabó firmando 18 puntos.

Centrandándonos en Portland, no hay que obviar que jugó su primer partido sin Wesley Matthews. Lamentablemente para el escolta (y para los intereses de su equipo) va a ser ahora, que no podrá jugar más lo que queda de temporada, cuando más se reconozca su figura. Excelente defensor, con una muñeca de seda y capaz de postear a otros escoltas con menos físico que el suyo, ejercía de nexo de unión entre las dos superestrellas que cohabitan en el ecosistema 'blazer': Damian Lillard y LaMarcus Aldridge. Sin Mathhews, Afflalo disputó su primer encuentro como titular desde que aterrizara en el equipo de Terry Stotts hace dos semanas. Lo que vuelve a debilitar el auténtico punto flaco de los Blazers: el banquillo. Anoche, el de los lobos les superó en aportación (22 puntos por 46). "Es diferente. Probablemente, hablaba con él más que con nadie", destacaba el propio LaMarcus sobre la lesión de Matthews. "Sabemos que era una parte muy importante de nuestro equipo", proseguía Lillard (32-8-7). Hasta sus rivales se acuerdan de él: "Creo que Wes es uno de los escoltas más infravalorados de la Liga. Hace de todo: defender, tirar de fuera,jugar al poste... Le van a echar mucho de menos". Palabras de un Gary Neal que supo sacar tajada ante su ausencia.

Pero lo cierto es que los de Oregón no solo perdieron por su no presencia. Se vieron superados en la pintura por los Pekovic, Dieng y compañía (45 rebotes por 36). Consiguieron corregir este desnivel con su gran acierto desde más allá del arco (hasta 14 triples clavaron por cuatro de los locales), pero no fue suficiente. Pese a los 11 puntos que consiguió Lillard en el ¡último minuto!, los Wolves, pese a su juventud, lo tenían claro: dejar que anotara canastas fáciles debajo del aro que contrarrestaran con tiros libres, que hundirse ante sus triples. Y lo evitaron. Cuatro partidos después, volvieron a reencontrarse con el triunfo.