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JOVENTUT 80-REAL MADRID 81

Sergio decide con un tiro libre a falta de dos segundos

Los de Laso remontaron 13 puntos en el tercer cuarto y luego siete en los últimos cinco minutos para ganar en Badalona. Sergio, Rudy Fernández y Ayón, claves.

El pívot del FIATC Joventut Nacho Llovet (i), intenta taponar al base del Real Madrid Sergio Llull (d).
El pívot del FIATC Joventut Nacho Llovet (i), intenta taponar al base del Real Madrid Sergio Llull (d).EFE
LIGA ENDESA

En la primera vuelta, en el Palacio, una canasta de Reyes daba la victoria al Madrid. Este domingo fue un tiro libre de Sergio Rodríguez a 2 segundos y 4 décimas de la bocina (80-81). El segundo lo falló, lo normal es que a propósito para que la mitad del tiempo se esfumara en la pelea por el rebote. Así sucedió. El FIATC Joventut no pudo ni intentarlo. Cancha dura el Olímpic. Mejor le sabrá a un Madrid que jugó muchos partidos dentro del mismo. Y que ganó los dos últimos.

El de los segundos finales, con Sergio resolutivo, y el de los cuatro minutos anteriores, donde colapsó al rival. Ni un tanto encajado: 0-11 de parcial que arrancó con una clara falta a Rudy en un triple y técnica posterior a Llovet (el alero sólo aprovechó la mitad de los cuatro lanzamientos de personal). Era la compensación a las dos técnicas previas pitadas a Felipe Reyes (una apuntada al banquillo) y que casi le cuestan el triunfo a su equipo: 76-69, minuto 35. Pero el estirón visitante continuó pegado a las manos y a la visión de Sergio. Anotó cinco puntos, incluido un triple girándose y sin tiempo de muy complicada factura, y aprovechó la vigilancia extra que recibía para buscar el juego entre pívots. El de un competente Ayón con Slaughter. Ejecutor por partida doble ante la defensa de ayudas que le dejó más solo que la una.

Ganó el Madrid, como hace dos semanas en la Copa. Entonces, como hoy, pasó las de Caín en la primera parte. Luego, la Penya se derrumbaba. Surtía efecto la labor de desgaste de la que suele presumir Laso. El trabajo de una docena de jugadores que acaba por erosionar al rival con un aluvión de físico y talento. Pero esta vez eso sólo explica una parte de lo ocurrido. Hubo más. Hubo que verle las orejas al lobo de la derrota porque faltaba concentración. Los blancos cedían hasta nueve rebotes defensivos, muchos por saltar antes de tiempo y no bloquear a su par. Algo que enseñan a los chavales de primaria. Sin aplicación atrás, ni en ataque. Necesitaba nervio y pulso, atención: 0 de 6 en triples. Al contrario que en la Copa, el baqueteado era el Madrid, que venía de jugar en Estambul día y medio antes mientras los de Maldonado preparaban con esmero el duelo. En marzo, mes puente de la temporada, la prioridad absoluta es la Euroliga. Y ahí la mente también juega.

El hachazo se pareció al de la Copa, pero por un poco de todo lo anterior no resultó tan demoledor. El Madrid remontó 13 tantos en el tercer periodo (del 44-31 al 59-60), aunque el Joventut tuvo energía y arrestos para responder. Una respuesta que casi le lleva al éxito con Miralles y Vidal haciendo pupa. El alero, que cumplía 501 partidos en la ACB, terminó con 14 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias y 3 robos (25 de valoración). De tres, eso sí, no tuvo el día (1 de 7). Le sacaron del apuro entre Barrera y Suárez (6 de 7 los canteranos).

Partido muy de rachas, con el Madrid que había pasado de no meter un triple a firmar 5 de 7, tres de Llull más tres tiros libres de una tacada. Carroll volvía a sumar, Rudy se mostraba indispensable y Ayón hacía un buen trabajo. Y no, no era el día del Chacho, hasta que lo fue. La tiranía del talento.