GIPUZKOA 76- REAL MADRID 90
Los Sergios y los triples, demasiado para el Gipuzkoa
Sergio Rodríguez (19 puntos y 18 de valoración) y Llull (16 y 22) lideraron a un Real Madrid que anotó 13 de 23 desde los 6,75 y sumó 36 capturas por 22 del rival.
A veces un partido, una victoria y su explicación entran en un puño, en dos minutos de reloj. Es el caso que nos ocupa. El Gipuzkoa había cogido la batuta con atrevimiento, el de Díez; movilidad, la de Hanley y Dean, y oficio, el del pasador Jordan y el de Doblas. Se gustaba y mandaba: 20-14 casi en el minuto 8 y… ni 120 segundos después el Madrid vencía ya por 21-28. Parcial de 1-14 con Llull encendido. Clavó un triple y luego añadió un robo, un carrerón, una canasta con falta recibida y un tiro libre adicional en un flash para espolear a los suyos, para desatar el torbellino. Carroll y Rivers le escoltaban y Reyes era la fuerza de choque bajo el aro ante los problemas de faltas de Ayón y más tarde de Mejri.
Cuando la ventolera amainó, el Gipuzkoa estaba descolocado. Impotente, si quieren, intimidado. Había salido a “pillar al Madrid”, en boca de Dani Díez, y lo logró, pero sólo en la arrancada de tacos. A partir de ahí el Real gobernó la montura sin tirar demasiado de las riendas. Arriba y abajo, atento al marcador. Tras ese primer cuarto, Llull se sentó (11 puntos entonces y 16 de valoración, 16 y 22 al final) y le sustituyó Sergio Rodríguez (19 tantos, sólo dos tiros fallados, 3 de 3 en triples, y 19 de valoración). Y en el tercer cuarto, turno para Campazzo y el vértigo que provoca por pies, manos y cabeza.
Si ante el Granca, en la jornada 1, la anotación se inclinó hacia la pintura, hoy los pívots hicieron labor sorda, como Bourousis. Sólo dos puntos, buen partido. Arrasaron en el rebote (22-36) y permitieron varias galopadas de los locos bajitos. El acierto en el lanzamiento, ese 13 de 23 en triples (56%), hizo el resto.
Triunfo cómodo ante un Gipuzkoa que ofreció una buena imagen con gente de la tierra como Motos y Olaizola, con Dani Díez (cedido por los blancos) elevando el tono, completo, y con Will Hanley buscándole la espalda a los pívots con su velocidad. Nocioni no jugó por precaución (contractura en la espalda) y Laso puso en su lugar, de falso cuatro, a Maciulis. Otra opción táctica de un equipo millonario en recursos.
Pero Hanley siguió a lo suyo y una zona 1-3-1 presionante permitió que la desventaja, que había crecido hasta los 18 puntos (43-61), se redujera a ocho: 58-66. La hinchada local corría por la playa con los brazos abiertos para abrazarse a la emoción que venía de frente y, justo entonces, el Chacho entró al cruce y se cargó una escena de película con un triple de casi medio campo. Aguafiestas. Así se cerraba el tercer periodo y el duelo entero. Antes, muchos antes, Rudy había vuelto a jugar tras superar una sobrecarga muscular en la pierna derecha. Diez minutos y sin forzar. La Euroliga espera el viernes. Mientras, el Madrid disfruta del liderato liguero con permiso del Barça, al que le falta un partido.