TUENTI ESTUDIANTES 86 - BILBAO BASKET 80

El Estudiantes sale del descenso a costa de un apocado Bilbao

Kuric y Rabaseda se pusieron de acuerdo para ahogar a los hombres de negro. Homenaje del Palacio a Ivanov y buen regreso a la Liga de Nogueira.

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El Estudiantes salió de zona de descenso y el Bilbao se ve más lejos del playoff. Al descanso, los pupilos de Pueyo lo llevaban bien, y eran séptimos. Al acabar, casi toreados por los locales, cayeron a la duodécima plaza. El Palacio guardó un minuto de silencio sepulcral en apoyo a Dejan Ivanov, que perdió a su hermano mayor en accidente de circulación y no pudo llegar al partido. Banic sufría una gastroenteritis y Vidorreta reactivó la ficha de Nogueira, que casualmente jugó su último partido en Miribilla, en la ida, antes de parar por sus problemas físicos. Se tiró dos semanas de reacondicionamiento y se puso a tono con el EBA. El miércoles regresó a las sesiones con los mayores y esperaba estar en ocho días, pero se encontraba motivado y regresó antes de lo previsto. Hervelle estaba golpeado por un proceso gripal y no se desplazó a Madrid.

El pulso patinaba mucho en el arranque, a pocas revoluciones, bajo el mando de dos bases que no son bases, pero la ocasión les puso la batuta en la mano: Miso y Grimau (éste último no pudo jugar los últimos minutos por un pinchazo muscular). Al principio sólo anotaban Mumbrú y Gabriel, y en el segundo cuarto solo hubo producción de Kuric en el bando colegial, hasta los cinco segundos finales en los que se sumó Nogueira. Así se bailó entre el 12-8, tras un 9-0, y el 12-15 por obra de un 0-7. Un despendole con aires de bostezo. Muy plano por ambos bandos, con mejora visitante en el segundo acto.

En el descanso Vidorreta debió recordar a su gente que estaban en zona de descenso de nuevo, tras la victoria del Murcia en Sevilla. Porque la actitud del Estudiantes fue muy distinta. Frente a eso, los bilbaínos salieron entregados, extrañamente dormidos. Empecinados en ir hacia dentro, donde les esperaban los grandes, como Weis en aquellos tiempos gloriosos de La Casilla, un 14-0 propulsó a los locales al espectáculo: 46-41. En total, 29 puntos anotaron los azules en el tercer cuarto, en el que el Bilbao perdió ocho balones y se dejó coger ocho rebotes en su canasta. Kuric y Rabaseda se inflaron a tirar en buenas posiciones, sin que nadie les puntease y el tanteo se estiró al 69-54. De once abajo a 15 arriba. Dos mazazos de 14-0 y 19-2 fulminaron el debate. Hasta el average (-17) lanzó un guiño a los colegiales.

Vidorreta planteó una asignación individual de inicio que luego se transformaba en zona y eso durmió aún más el ataque visitante. Fue clave. Entre pérdidas, malas lecturas, faltas absurdas (abrieron el tercer acto con cinco seguidas que no sirvieron para nada, bueno si, a veces para entregar dos o tres más uno), falta de energía y algodón defensivo, los hombres de negro parecían una caricatura. El Bilbao sacó un segundo el orgullo, aunque venía anunciándose (como otras muchas tardes) que el físico le iba a abandonar en el momento importante, al jugar solo con ocho. Se acercó a 69-64 como anticipo para su rendición sin condiciones. “En la segunda parte nos hemos visto superados”, se resignó Pueyo, quien admitió que sí hay interés por la cesión de Alberto Díaz, base del Unicaja cedido al Clínicas de LEB Oro. “Es una victoria vital para nosotros”, valoró Vidorreta.