Rudez mantiene vivo al CAI con un triple en el último segundo

El CAI Zaragoza se ha impuesto por 74-77 al Cedevita Zagreb y llega con vida a la última jornada del Last 32 de la Eurocopa, en la que se medirá al Besiktas, equipo al que tendrá que ganar por más de ocho puntos para garantizarse el pase a los octavos de final. Rudez, que volvía a su casa, no estuvo demasiado afortunado durante todo el choque, pero como si de un guión de película se tratara, le dio la victoria a los aragoneses con un triple en el último segundo del encuentro.

El partido comenzó con un intercambio de canastas en el que Jones se convirtió en la mayor fuente de producción del CAI, hasta que Llompart, con un triple, puso cuatro puntos arriba a los aragoneses (9-13). Bilan recortó a continuación, pero dos canastas seguidas de Shermadini llevaron al conjunto español a una máxima de seis puntos. Bazdaric respondió con un triple, pero Stefansson le imitó en la siguiente jugada y Suton puso el 16-20 al final del primer cuarto.

Tras la reanudación, dos nombres propios. Nurkic, con diez puntos en seis minutos y medio, permitió al Cedevita ponerse por delante a mediados de cuarto (31-30), mientras que Norel sostuvo al CAI durante esos cinco minutos. Rudez, con un triple, volvió a poner por delante a los aragoneses y Jones amplió la diferencia, pero Smith y Zubcic empataron el encuentro antes de llegar al descanso (35-35).

La igualdad seguía siendo la nota predominante en el tercer cuarto, hasta que Ramljak y Bilan intentaron poner la directa, pero se encontraron con la figura de Tabu, que cogió las riendas del equipo y completó su mejor partido como jugador del CAI. Gracias al base belga, el partido llegó empatado al último cuarto, periodo en el que Nurkic volvió a convertirse en la principal pesadilla de los aragoneses.

El Cedevita, de esta forma, alcanzó una máxima de cinco puntos en los últimos minutos, pero un parcial de 0-6 puso de nuevo por delante al CAI (71-72). Norel amplió diferencias y a falta de doce segundos Delas dispuso de unos tiros libres. El primero lo metió; el segundo lo falló y el rebote lo cogió Suton, que fue objetivo de falta y empató el partido. Los aragoneses disponían de una última posesión para llevarse el encuentro. Llompart aguantó para que pasara el tiempo, penetró y abrió a la esquina. Allí esperaba Rudez, que se convirtió en verdugo allá donde había sido héroe.