REAL MADRID 83 - HERBALIFE GC 60
El Madrid barre al Gran Canaria y presenta sus credenciales
Liderados por Mirotic, Rudy Fernández y Reyes, los de Laso no encontraron rival en el equipo de Pedro Martínez y jugarán en semifinales contra el CAI Zaragoza.
Llámenlo como prefieran: galerna, temporal, ciclogénesis explosiva… Pero todo eso y a la vez le cayó encima al Herbalife Gran Canaria desde las siete y diez de la tarde. Si me apuran, casi no dio tiempo ni a alzarse al telón de la Copa. El día era bueno en Málaga, pero al equipo insular le jarreó. Inaugurar el torneo ante el gran favorito e invicto en lo que va de ACB (21-0 ya) es lo que tiene, que si los planes no salen bien… ni saboreas la competición. Ya en el calentamiento vimos a un Madrid muy motivado, con los jugadores animándose unos a otros, con gestos continuos, con la determinación del que sabe que llegó la hora, el primer gran título de la temporada, y que todo arranca con un partido trampa. Porque el Granca es mucho más de lo que pareció, de lo que le dejó mostrar el ogro blanco.
Los de Pedro Martínez salieron a alargar el partido y los de Laso a matarlo cuanto antes, y lo lograron con una defensa primorosa, que acogotó a los insulares: 17-6 en el minuto 7. Once de los 19 primeros puntos blancos llevaron el sello de Mirotic. El Madrid galopaba, sí; en contraataques puros y en transición: un buen rebote defensivo por aquí, un balón cortado por allá… Fluía como en sus mejores días, y los ha tenido muy buenos.
No es que el Granca extraviara demasiados balones, pero la presión sobre su perímetro le pasaba factura y, cuando por fin hilvanó buenos pases, erró los tiros abiertos. Hasta trece triples fallados al descanso (2 de 15). Sin acierto, estaba muerto. Su única baza era el gigante Tavares, con 2,20 m de altura y 2,40 de envergadura. Sus mates y su intimidación dejaron a los ojeadores NBA con la boca abierta y la baba colgando (16 puntos, 12 rebotes, 4 tapones y 31 de valoración). Sólo Bourousis, más rápido de pies que en semanas anteriores (y de cabeza qué decir: 5 asistencias), le daba réplica. El angelito —Tavares, claro— le birló un rebote a Mirotic por detrás metiendo los brazos por encima de su cabeza. Faro tan alto como insuficiente.
El Madrid lo bordaba con Rudy de currante y al tiempo de fino estilista, con toque de muñeca. Y con Sergio Rodríguez soberbio. Entró cuando Llull hizo la segunda falta y se soltó rápido sirviendo dos alley-oops. Carroll y su rodilla también habían vuelto con un triplazo nada más pisar el parqué. Ya estaban todos. La renta alcanzó los 26 puntos y luego el Granca dio un arreón torero (61-45). A esas alturas el Madrid ya jugaba con la renta. Hambre de título.