En 1995, cuando Sabonis por fin conquistó la primera Euroliga de su carrera y se quitó un peso de encima, optó por cruzar el charco y marcharse a la NBA. Tenía 30 años y agarró el último tren americano. Le fue bien. Al Madrid, sin él, no. Ferrándiz, entonces directivo al frente de la sección, había dicho en la previa de aquella final que tenía un plan para renovarle. No funcionó. Continuaron Obradovic y Arlauckas, se llegó a la Final Four del 96, pero sin 'Sabas' la descomposición fue paulatina. Ahora, en cambio, el Madrid se ha quedado sin títulos, pero el futuro se mira con ambición. La actual plantilla ha estado cerca de la cima, pero seguirá de escalada, hacia arriba, dispuesta a levantarse para volverlo a intentarlo con la base de jugadores actual. También Pablo Laso, con otro año de contrato.

Continuidad, decimos, de los principales referentes. Rudy tiene dos campañas firmadas más (hasta 2015), igual que Sergio Rodríguez; Llull se vinculó al Madrid hace unos meses casi de por vida (hasta 2018); a Mirotic le restan tres temporadas y, aunque Chicago aprieta, como mínimo seguirá otra (los Bulls le eligieron en 2011 y hasta que no pasen tres años no podrá firmar en la NBA un contrato que mejore las condiciones económicas que estipula su puesto en el draft), pero quizá lo cumpla todo, quién sabe. El capitán, Felipe Reyes, finaliza en junio y su extensión por otros dos años está cerrada. Prácticamente como la de Carroll. Suárez firmó cuando salió del Estudiantes hasta 2014, igual que Draper el verano pasado, aunque el base americano está participando poco últimamente. Slaughter termina vinculación el próximo mes, pero su actitud y capacidad atlética­ es importante, que se lo digan a Hynes. Tiene otro año opcional y Laso está encantado con su trabajo. El resto de los que finalizan en junio son Begic, Pocius, Hettsheimeir y Darden, que sólo juega en la ACB. Ahí habrá movimientos. De momento, el gigante Salah Mejri ya está fichado.