LIGA ENDESA | REAL MADRID 71 - CAJA LABORAL 81
Baskonia golpea primero
El conjunto vasco vence en el Palacio (71-81) gracias a un increíble partido de Lampe. El Madrid, 2/16 en triples, se pierde en una espantosa segunda parte con sólo 27 puntos.
Pocas rivalidades existen como la que dibujan Real Madrid y Baskonia cada vez que se miran en una pista de baloncesto. Los duelos son tensos, duros, rudos, pero siempre dignifican la competición. El último enfrentamiento, correspondiente esta vez a las semifinales de la Liga Endesa, se lo llevó el Baskonia (71-81). El partido fue tremendo y los 10 puntos se intuyen demasiados, pues el partido no se rompió hasta los últimos cuatro minutos. El atosigante ritmo impidió, sorprendentemente, parciales abultados, diferencias abismales o una abusiva anotación, emblema de este Real Madrid. Ahí reside el mérito del Caja Laboral. Nunca se descompuso, nunca le perdió la cara al partido y anuló por completo a un Madrid que depende demasiado de Carroll, del triple y de como se levante Tomic. La exhibición de Lampe, con 21 puntos y 11 rebotes (24 de valoración), alumbró a un equipo por momentos irreductible.
La regularidad del Baskonia es probablemente el punto más fuerte de cuantos tiene el insigne conjunto vasco. Ni la dureza defensiva, instalada en el límite arbitral, ni la cantidad de opciones ofensivas que tiene el conjunto de Dusko Ivanovic hacen siquiera sombra a esa virtud que ha permitido al Caja Laboral, antes TAU, hacerse un hueco entre el dueto Madrid-Barça que gobernaba esta liga. Pocos equipos se agarran a los partidos como Caja Laboral y pocos equipos dan tanto la talla como ellos en los momentos tensos de los partidos. Tras un inicio dubitativo, en el que llegó a fallar hasta ocho tiros seguidos, el acierto de Bjelica en el triple permitió al Baskonia ensombrecer el buen trabajo que realizó el Madrid en el primer cuarto (21-22). Después, simplemente el saber estar le mantuvo al alcance del Madrid todo el choque.
El Madrid, por su parte, es un equipo demasiado previsible. La primera opción de Laso cuando ataca es siempre Carroll, incluso cuando el fino estadounidense no está en pista. Y pocas veces decepciona o no funciona el plan. Sin embargo, los rivales del Madrid conocen que Carroll es la debilidad de los blancos tanto o más que su ametralladora. Además, el Madrid subsiste normalmente gracias a sus francotiradores y sufre al no entender que no puede gozar de ellos. Tan sólo dos triples (2/16) de los blancos en 40 minutos, un lastre demasiado grande ante un equipo como Caja Laboral, que hurga en cada brecha que atisba.
Cerrados esos caminos, el Madrid se sintió huérfano, inferior y vivió de la improvisación de alguno de sus hombres. El dedo señaló a Begic (9), Velickovic (12). Durante muchos minutos, en especial durante el segundo cuarto y el inicio del periodo final, el juego interior del Madrid sostuvo la brutal carga de un equipo tan anotador como el blanco. Pero la losa fue demasiado pesada. En el último cuarto, el Madrid apenas anotó 12 puntos (27 en la segunda parte) y se diluyó en su propio fortín, víctima de una ejemplar defensa del Baskonia.
El resto se le atribuye, en su mayoría, a Lampe. El pívot, con pasado madridista y una breve historia en la NBA, sacudió los cimientos del Palacio de los Deportes con una exhibición de tiro, fuerza y juego interior. Imparable, descosió al endeble Tomic (2 puntos, 7 minutos y 4 faltas); después se impuso a Begic, Felipe Reyes y a una gran versión de Velickovic, crecido en los últimos tiempos. La dirección del inmortal Prigioni ayudó al asalto. De su forja salió el metal que mató al Madrid. Con apenas cuatro minutos por jugar y tras un partido igualado como pocos, el argentino cedió protagonismo a Bjelica, de nuevo con un triple, y a San Emeterio para infligir un parcial de 11-2 sin tiempo para reaccionar. Después, un 2+1 apuntilló al Madrid, desesperado, y levantó el uno en el marcador de la vertiginosa eliminatoria para Baskonia.