Mickeal renace y el Barça aguanta el tirón blanco

En el último partido sin Navarro, Mickeal se disfrazó de La Bomba para ejecutar al Lagun Aro, el equipo que hasta ayer amasaba la mejor racha triunfal abierta de la Liga Endesa: cinco victorias seguidas. Está a punto de cumplir los 34, sufrió un calvario por culpa de las lesiones el año pasado y difícilmente volverá a ser el de antes, pero la clase no se pierde. El alero de Rock Island, habitual bestia negra del Madrid, sostuvo ayer al Barça en el coliderato con los blancos. El resto lo hizo la buena defensa azulgrana.

No obstante, el equipo de Pascual sigue pidiendo la vuelta de su capitán a gritos. Sin chispa, escuchando una monumental bronca por ciertas decisiones arbitrales ("Así, así, el Barça, gana así", fue el hilo musical de Illumbe en la matinal) y con un agujero negro bajo su aro (consintió 16 rebotes en ataque al rival), el Barça hizo lo justo para ganar.

Mucho riesgo.

Chispazos de Ingles, con dos triples nada más salir, Eidson en algún robo de balón y Marcelinho en sus clásicos lanzamientos a una mano, sobre una pierna y en movimiento. Eso fue todo. Jugó el equipo azulgrana con fuego y estuvo a punto de quemarse: 51-55 al inicio del último cuarto. El Lagun Aro se apoyó en Panko y la raza de Doblas, pero le fallaron Vidal y Baron, los otros dos bastiones que le han llevado a soñar con una Copa que ahora se aleja. Y eso que Salgado anotó una canasta con algo más de un minuto para acabar que acercaba el tanteo a 56-61. Pero los donostiarras se quedaron secos y un 0-11 certificó a los culés como cabezas de serie en la Copa y en el mano a mano con el Madrid al frente de la tabla.