Baloncesto | Real Madrid
Messina dimite por sus diferencias con la plantilla
Hoy se despide y su ayudante, Emanuele Molin, dirigirá al equipo
Adiós y buena suerte", así se despedía Messina de su plantilla el jueves por la noche en el vestuario, tras la esperpéntica derrota ante el Siena. Había tomado la decisión de dimitir irrevocablemente. El partido era intrascendente, con nada en juego, pero la pésima actitud de los jugadores colmó el vaso de la paciencia de Messina.
El técnico se sintió incapaz, sin energías para reconducir las diferencias con el vestuario y esa misma noche comunicó su determinación a Juan Carlos Sánchez, el responsable del baloncesto blanco. Ni él ni nadie le hicieron cambiar de opinión ayer por la mañana. La misma noche del jueves tres jugadores lo intentaron en vano. Su marcha no tenía vuelta atrás; tampoco se sentía con el respaldo total del club y hoy en el Bernabéu (11:00 horas) explicará, en presencia de Sánchez, sus motivos. "Si soy el problema, me voy", ha venido a decirle al club.
De nuevo, uno de lo grandes sale del Madrid por la puerta de atrás, como lo hicieron Obradovic y Maljkovic. Entre los tres suman quince Copas de Europa, pero ninguno triunfó plenamente en el Madrid, convertido desde la marcha de Lolo Sainz en 1989 en máquina de triturar entrenadores.
Molin.
El siguiente en la lista es el italiano Emanuele Molin, fiel a Messina como técnico ayudante desde 2000, pero que ha decidido quedarse. Una persona que ejercía de contrapunto a Messina con su calma y sus bromas, y al que los jugadores le han mostrado su apoyo. Le secundarán Jota Cuspinera y Tirso Lorente, con amplio bagaje en el club (18 partidos como primer técnico) y que ya participaba en todos los entrenamientos. Desde el club aseguran que Molin acabará la campaña, con el gran reto de alcanzar la Final Four (los cuartos arranca el 22 de marzo). No hay dinero para dispendios, pero Pepu está en la lista. Y Maljkovic, Aíto y Djordjevic ya han sido ofrecidos.
Messina se va, pese a restarle un año y medio de contrato, sin cobrar un euro más de lo que le correspondía hasta ayer. Lo repitió varias veces: "Si el club no confía en mí, el dinero no será problema". Y quizá pensó eso, que estaba sólo ante la adversidad (simbólico el frío saludo de Florentino tras la final de Copa), con un vestuario que se sentía incómodo con sus métodos, que le criticaba de puertas para dentro. Sus aspavientos casi en cada jugada, la manera dura de dirigirse a ellos, la falta de confianza de muchos, abrieron una brecha insalvable. Pero Messina siempre fue así, rígido (en Treviso, hubo jugadores que festejaron su marcha en 2005) y triunfador. Siempre... salvo en el Madrid. Ahora, el foco apunta a los jugadores.