Vamos, vamos", chillaba Messina con los puños apretados festejando el triunfo ante el campeón. Un éxito con connotaciones de movilidad, de avance, de pasito al frente, de ahí lo del vamos. Queda claro.
El Madrid sigue arriba, justo como en diciembre pasado antes de esta jornada. Pero entonces perdió en Santiago y luego en Vitoria por 18; y ante el Barça y el Estu. Bofetón. Ahora algo ha cambiado, el Madrid vuelve a ganar en el Buesa cuatro años y ocho partidos más tarde. Pone fin a su peor racha fuera de casa. Atracón de autoestima para llegar líder al Palau y cerrar el año frente al Ogro el día 30.
Los blancos regresaron de Vitoria más ligeros de pies tras quitarse un muerto de encima y colocárselo en la chepa al Caja Laboral, que se queda pelín chafado. Y todo pese al soberbio Barac, que a ratos nos hizo olvidar a Splitter. Sus problemas, sin embargo, no los hallamos en la pintura y sí en el perímetro, en la dirección. Ivanovic optó por darle las riendas a Logan y cuando Huertas quiso cogerlas, descabalgó, y con él todo el juego exterior (apunten a la defensa rival). Ni San Emeterio -abatido por Suárez- ni nadie. Les faltó chispa, moverse como un equipo y meterlas: 0 de 14 en triples al final del tercer cuarto. Pero, ante todo, les faltó pulso en los minutos decisivos.
No fue lo del triple de Herreros, pero el parcial final (1-13) también tiene miga. El Caja Laboral pasó de gobernar la nave (66-59 a dos minutos y medio) a irse a pique. Una misma jugada ordenada por Messina y repetida varias veces le hizo pupa. Balón a un lado y bloqueo y continuación entre Prigioni y Fischer.
En un zas la renta quedó en tres; luego, en dos: 66-64 en el último minuto. Prigioni atrapaba una pelota suelta en ataque y asistía a un Tucker sin puntos. Triple: 66-67. Quedaban 26 segundos y Huertas... extraviaba el balón. El Madrid no falló en los tiros libres. Desde ayer es más alto y más guapo, aunque sus miserias siguen ahí, a la vista. Le faltó tiro, regularidad, peso y concentración en la pintura para evitar que Barac firmara 15 puntos en el segundo cuarto y comandara un parcial de 19-4 que casi le cuesta el partido. Messina tuvo la infeliz idea de poner la guinda a la rotación quitando a Suárez y a Reyes a la vez, los mejores. Lo arregló a tiempo.