Plata dorada

Pekin 2008 | Final de baloncesto | España 107 - EE UU 118

Plata dorada

Plata dorada

jesús rubio

Estados Unidos le gana a España una final para la historia

A la velocidad que va hoy el mundo, con Internet tirando de la locomotora, la final olímpica que ayer jugaron Estados Unidos y España ya está en cualquier formato y al alcance de todos. Estará en los libros. Y quedará para siempre, las fotos de un día que levantó a España de las camas y que emocionó hasta las lágrimas a los que lo vivieron en el Wukesong. Kobe Bryant se señaló la medalla de oro con sentimiento de pertenencia. Estados Unidos, arriba del podio, recupera con grandeza la corona que perdió en Atenas. Se aplaude su regreso y su nuevo concepto de respeto para el baloncesto que no se juega allí, pero España gana una maravillosa plata. Y es una generación de oro. Un grupo que genera ilusión, que moviliza masas y que es campeón del mundo. Unos amigos que se han atrevido a desafiar todas las barreras. A Estados Unidos, que es un imperio, le exprimió hasta límites insospechados. Le obligó a dar lo mejor. Porque lo que dieron ayer es lo que tienen (tal vez Garnett como añadido), y así de cerquita están.

Hace seis años, ganar a Estados Unidos era la fascinación, y hasta los árbitros, llevados por esa querencia tan humana hacia lo desconocido, empujaban su trocito para que el milagro fuese posible. Seis años después, eso se había convertido en normalidad. Estados Unidos ha descubierto que si no moldeaba las reglas FIBA podía pasar un mal rato. España se lo dio de todas formas, estaban muertos de miedo, pero se pegaron un festival de violaciones poco disimuladas y consentidas. El banquillo español protestó con rabia. Al menos para hacerlo constar, para no irse del partido. No puede decirse que España no conquistó el oro por Brazauskas, Estévez y Jungebrand, pero es evidente que no ayudaron nada.

225 puntos. Pero no fue una final de árbitros, sino de jugadores. De cuerpos exuberantes estadounidenses que sobrecogen: James, Wade, Bryant, Anthony y Howard. Y de talentos nuestros: Gasol, Rudy, Felipe y un gran Navarro (jugando de base, Aíto ya lo había utilizado ahí hace unos años en el Barça). Un partido con 225 puntos, con un marcador escandaloso al descanso (61-69), con jugadas memorables, especialmente una de Rudy que metió el codo en la canasta después de un mate de videoteca delante de Superman Howard.

Navarro adelantó a España (13-9) al principio. Eso ya no pasó más. Pero Estados Unidos no sacó a pasear el rodillo, no montó un show de mates. Y hasta hubo malas caras. Con 44-58 muchos dieron el asunto por liquidado, pero España encestó una vez detrás de otra y compitió en el partido a un nivel desconocido, casi ni en el Mundial. Al final del tercer cuarto, España perdía 91-82, pero enganchó tres ataques y un triple de Rudy, monumental, dejó el marcador 91-89. Tocando a las puertas del cielo. España patas arriba, sábanas fuera, milagro posible.

Hasta que a tres minutos para el final, Kobe hizo un triple extraterrestre y lo completó con la quinta de Rudy y un tiro adicional. Hubo un último esfuerzo que comandó Jiménez, gran capitán que se retira. Se va en un partido de leyenda, dice que está deseando verlo en vídeo. Lo encontrará en cualquier tienda, una de las mejores finales olímpicas. Y España lo podrá contar, estará en los libros.

Kobe, orgulloso de Pau Gasol

Kobe Bryant ha repetido hasta cansarse durante los Juegos que Pau Gasol es su hermano. Al acabar el partido, la estrella de los Lakers esquivó la celebración de sus compañeros y se fue directo a felicitar uno por uno a los jugadores españoles. Al final cogió a Pau de la camiseta y le dio una emotivo abrazo mientras intercambiaban al oído felicitaciones por el partidazo disputado.