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SOCIEDAD

Los pueblos sumergidos de España que han ido emergiendo de los embalses por la sequía creciente

Durante los años 50 y 60 se crearon en España cientos de embalses que dejaron algunos pueblos completamente sumergidos que en periodos de sequía emergen dejando imágenes increíbles.

Los pueblos sumergidos de España que han ido emergiendo de los embalses por la sequía creciente

La sequía es un fenómeno que está afectado gravemente a nuestro país. Los últimos años, las escasas lluvias durante la primavera y el elevado calor en verano está consiguiendo que los embalses españoles lleguen a marcar mínimos históricos.

En periodos de acusada sequía, los pantanos empiezan a mostrar pueblos que en algún momento fueron arrasados por el agua tras la construcción de embalses. Su posición en los valles cercanos a cursos fluviales hacían imposible su convivencia con los pantanos que planeaban construir en la zona. Por eso, sus habitantes se vieron obligados a abandonar sus poblaciones y asentarse en un nuevo lugar.

Con la bajada del nivel de agua de los embalses, muchos pueblos son visibles en ciertos periodos del año, dejando paisajes increíbles.

Portomarín, Galicia.

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Este pequeño pueblo de Lugo fue abandonado en el año 1963, cuando el gobierno anunció la creación del embalse de Belesar, incompatible con la supervivencia del pequeño pueblo.

Los habitantes de Portomarín fueron reubicados en una colina cercana y hasta allí trasladaron piedra a piedra la iglesia de San Nicolás, construida entre los siglos XII y XIII. Eso fue lo único que las familias del viejo Portomarín pudieron llevarse de su pueblo. Las paredes de las casas, las calles y el viejo cementerio aún se pueden ver cuando el nivel del agua baja.

Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria.

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Esta localidad cántabra que fue sacrificada para la construcción del embalse del Ebro, pero no fue la única en desaparecer, Quintanilla de Bustamante y La Magdalena también fueron abandonados por la construcción de este embalse.

En el caso de Las Rozas de Valdearroyo, la torre de su antigua iglesia se encuentra parcialmente sumergida y es uno de los mayores atractivos de la zona.

Pantano de Iznájar, Andalucía.

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Este embalse construido en los años 60 abarca las provincias andaluzas de Córdoba, Granada y Málaga. Con su construcción muchas aldeas desaparecieron y cuando llegan periodos de sequía muchas construcciones afloran para el disfrute de los visitantes. Además de estas construcciones de la segunda mitad del siglo XX, se pueden ver restos de antiguas construcciones romanas.

Embalse de Valdecañas, Extremadura.

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Este embalse creado para acumular el agua del río Tajo también originó la desaparición de varias urbes extremeñas que con la sequía vuelven a emerger. Cuando el nivel del agua desciende deja al descubierto el Dolmen de Guadaperal, un monumento megalítico con una antigüedad estimada de 2.500 años de antigüedad. Otra de las construcciones que emergen con el descenso del nivel del agua es el Puente de La Mesta, del siglo XIV y utilizado a lo largo de los años por los ganaderos para atravesar la Cañada Real Leonesa.

San Román de Sau, Cataluña

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La cuenca mediterránea también fue escenario de la desaparición de pueblo por culpa de la construcción de embalses. Es el caso del antiguo pueblo de San Román de Sau, en el pantano de Sau. Al igual que otros pueblos tragados por el agua, San Román de Sau desapareció en los años 60 por la construcción de un embalse para almacenar el agua del río Ter. Dependiendo del nivel de agua que baje se podrá ver el pueblo al completo o la torre de la iglesia.

Mansilla de la Sierra, La Rioja

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Este pueblo lleva mucho más tiempo que el resto bajo las aguas de un pantano. El embalse de Mansilla se creó durante la Segunda República y trasladaron a los alrededor de sus 600 habitantes a un lugar cercano. Cuando la sequía aprieta en los meses de verano, el pueblo se queda visible, aunque con un grado de destrucción mayor.

Aceredo, Galicia

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Los habitantes de la pequeña aldea orensana de Aceredo tuvieron que abandonar sus casas en 1992 por la construcción del embalse de Lindoso. 32 años después de que sus últimos habitantes poblaran sus calles, cuando el nivel del agua lo permite, aún se puede caminar por sus calles.

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