La DGT recuerda un importante aspecto a los conductores en los días de lluvia
La institución ha sacado una campaña a través de sus redes sociales en la que subraya que la distancia de frenado aumenta cuando hay precipitaciones.
Mayo ha venido rebelde. Después de un abril inusitadamente seco y caluroso, con los termómetros marcando temperaturas que casi parecían más propias del verano, el quinto mes ha sido un carrusel climático interminable. Aunque al principio no parecía que fuera a ser para tanto, a medida que avanzaban las semanas cada vez se hacía más y más palmario que venían días pasados por agua.
Casi a las puertas de junio y los cielos se pintan de gris como en un día triste de otoño. Pocos se esperaban algo así. Aunque tampoco es que sea algo muy nuevo. Por algo recoge el refranero aquello de “cuando marzo mayea, mayo marcea”. Pues así ha sido. La incógnita es si con la llegada del ecuador del año se calmarán las cosas por las alturas y vendrá un poco de sol para secar las humedades acumuladas.
Uno de los principales problemas de las temporadas con lluvias es la carretera. Los conductores tienen que poner todos sus sentidos en el manejo del coche para evitar desafortunados o incluso fatales accidentes causados o bien por los suelos resbaladizos o por falta de atención. La DGT ha sido rauda en recordarlo. Conducir mientras llueve no es como hacerlo en jornadas secas. Se exige una pericia y una forma de hacer las cosas determinadas.
Toda precaución es poca
El aspecto más evidente es, probablemente, la cuestión del frenado. Con el suelo empapado, los neumáticos resbalan más, lo que puede provocar la pérdida de control de automóvil. Por eso, la DGT enfatiza año tras año cuando llegan las gotas que, en estos escenarios, la distancia mínima de frenado aumenta significativamente. Se duplica, incluso. También es cierto que algunos neumáticos o vehículos pueden estar mejor equipados que otros para circular en estas condiciones. Pero la precaución es algo que deben practicas absolutamente todos.
También es fundamental estar ojo avizor ante posibles peatones que vayan a cruzar la vía. Con las gotas enturbiando el parabrisas, la visibilidad se reduce y es más fácil no percatarse la presencia de alguna persona que se desplaza a pie y se cruza en el trayecto del coche. Una forma de minimizar los riesgos para todos es mantener una velocidad prudente, especialmente por dentro de las ciudades.
De cara a otros compañeros conductores, lo mejor que se puede hacer es mantener el automóvil claramente visible, incluso desde la distancia. Por eso, es vital asegurarse de que los sistemas de alumbrado funcionan correctamente y mantenerlas encendidas para que otros circulantes tengan un punto de referencia sobre la posición de cada vehículo.