Así es el Blas de Lezo, el histórico crucero español que fue el héroe del desembarco de Alhucemas (Marruecos)
Participó en el primer desembarco anfibio apoyado por tanques y aviones y su breve existencia acabó frente a las costas de Galicia.
A principios del siglo XX, España estaba en una situación realmente comprometida, acababa de perder sus últimas posesiones de ultramar y la popularidad del gobierno y la monarquía era cada vez menor. El ejército español no era una excepción y su fuerza era mucho menor a la de las grandes potencia europeas. Pese a ello, en nuestro país seguía fabricando barcos, aunque de una calidad inferior al resto de embarcaciones que navegaban por los mares del mundo.
El barco se construyó por orden del Ministro Marina, el marqués de Cortina, en el astillero de la Sociedad Española de Construcción Naval en Ferrol en el año 1922. Se le puso Blas de Lezo en honor al almirante español del siglo XVIII, gran estratega militar y conocido por capitanear la defensa de Cartagena de Indias durante el asedio del ejército británico en mayo de 1741.
Dos años después, en 1924, la Armada Española recibió el crucero. Este tipo de barcos, lo utilizaron los combatientes en la Primera Guerra Mundial, concretamente el Blas de Lezo, estaba inspirado en un modelo inglés que participó en la Gran Guerra diez años antes. La fuerza militar española era tan limitada que ya en el diseño, el modelo estaba atrasado respecto a los barcos ingleses, que recordemos ya combatían diez años atrás.
El barco pesaba 4780 toneladas, una capacidad para 320 personas y 10 cañones, seis de 152mm y cuatro de 47mm. Además, tenía capacidad para almacenar y lanzar hasta 12 torpedos.
Breve historia
El 21 de febrero de 1925 realizó las primeras pruebas oficiales como barco de la Armada en Ferrol. Y en septiembre de ese mismo año, participó en el Desembarco de Alhucemas. Un ataque anfibio del ejército español con apoyo de tropas francesas en la localidad de Alhucemas, entonces territorio español, ahora bajo soberanía marroquí.
Más de 13.000 soldados desplazados desde Ceuta y Melilla desembarcaron en Alhucemas para librar una batalla que pondría fin a la Guerra de Rif. Dos años después, el Blas de Lezo fue enviado a China en una misión internacional y tras fondear en Shanghái, volvió a España haciendo una parada en Manila, Filipinas.
En 1932, durante unas maniobras frente a Finisterre, el barco chocó con una piedra que no estaba barcada y partió la quilla de la embarcación. El Blas de Lezo se hundió a cinco millas (8 kilómetros) de la costa a casi 80 metros de profundidad. En el naufragio no hubo muertos y años después se absolvió al comandante del barco a quien se culpaba del hundimiento.
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