Perdiguero: el ciclista con su propio partido
Después de una dilatada trayectoria deportiva y política, ‘Perdi’ crea una formación local con la que busca otra carrera más. Quiere ser alcalde de San Sebastián de los Reyes.
Tenía 33 años cuando la rueda de su bicicleta dejó de girar de forma profesional. Había escrito una década para el recuerdo. Desde las barras blancas y verdes del maillot de Kelme que acogió su salto al Olimpo del ciclismo hasta los últimos días en Phonak. Entre medias, participaciones en las tres grandes Vueltas y todo un legado para el deporte sansero y nacional.
Miguel Ángel Martín Perdiguero (San Sebastián de los Reyes, 1972) era experto en carreras de un día. Sin embargo, su andadura en la política supera ya los 15 años. Ha sido concejal por el Partido Popular, portavoz del grupo municipal de Ciudadanos y vicealcalde. Todo en su ciudad natal. Y ahora figura como primero de lista en Vecinos por SanSe, una nueva formación política de carácter local. Su vida es toda una metamorfosis basada en el esfuerzo. Quien tiempo atrás se consagrase como el líder de la mítica banda de La Covatilla afronta este 28M otra carrera más. Quiere ser alcalde. Atiende la llamada de As. Son las doce y media de la mañana.
¿Suele salir fuera o desayuna en casa?
En el despacho. Tengo la fea costumbre de desayunar cuando llego, sobre las doce o una. Intento pasar dos o tres reuniones y luego ya empiezo. Mal hecho, eh, mal hecho; pero lo primero que como son unas galletas, patatas fritas o gominolas. Así de triste (ríe).
Y cuando sale de casa y va de camino al despacho, ¿qué le dice la gente?
Bueno, cuando llego y dejo el coche en el garaje, antes de entrar al ayuntamiento, siento que conozco a mucha gente. Te paran, te dan los buenos días; hablas con unos y con otros. Normalmente me dicen: oye, mira, por cierto, tengo este problema aquí, este otro allí. Te lo cuentan porque tu labor es solucionarlo.
¿Cómo describiría su relación cotidiana con ellos?
Creo que es muy cercana. Soy una persona que ha nacido en el municipio, que siempre ha vivido aquí. Todo el mundo me conoce. Y es cierto que esté donde esté, comiendo, cenando o tomando algo con los amigos, yo también conozco a todo el mundo. Y al final es eso. Vas por la calle y el “buenos días”, “buenas tardes”. La sensación es buena porque es muy cercana.
Fue en su ciudad natal donde comenzó a pedalear. ¿Cómo recuerda aquellos inicios?
Empecé a montar en bici y a competir con cinco años. Y fueron muchísimos después (ríe). Al final es un juego, ¿no? Había unos padres que nos ayudaban siempre; incluso cortaban las calles que había a las afueras del municipio con los coches para poder disfrutar de esto. Es verdad que en esos años no había tanto conocimiento de ciclismo como ahora, pero en ‘Sanse’ hay una gran tradición ciclista. Yo veía a los mayores y me quería parecer a ellos. Sí, al final era un juego muy divertido. Pasábamos las tardes los amigos disfrutando en bici.
¿Cómo se produjo el salto de esas tardes que comenta al ciclismo profesional?
Te dedicas a montar y montar en bici. No lo haces mal del todo y ganas carreras. Luego te entra ese gusanillo; piensas que si ganas puedes vivir de ello. Y, finalmente, se convierte en una profesión. Siempre lo he dicho: me pagaban muy bien por lo mismo que hacía cuando no me pagaban nada. Es tu pasión y tienes la gran suerte de poder vivir de ello, de conocer muchísimo mundo, muchísima gente y muchísimas ciudades. Es increíble poder vivir de adulto del deporte que has practicado desde niño.
Llama mucho la atención la frecuencia con la que con la que cambió de equipo.
Uno siempre quiere mejorar. Yo soy una persona muy ambiciosa y no me quiero estancar. Al final, cuando tienes contratos que implican cierto número de años hay mucha gente que lo hace. A mí me gustaba arriesgar, cambiar y poder llegar a todo el mundo. He corrido muchos años en el extranjero y he aprendido muchísimo. Nunca he tenido ese miedo de sufrir una caída y pensar que el año se puede dar mal. Al revés. Cada año mejoraba, era más fuerte y, sobre todo, disfrutaba mucho más.
Era la época de la famosa banda de La Covatilla.
Esos años eran muy divertidos. Éramos gente joven que hacía deporte, que ganaba dinero y que disfrutaba muchísimo de la vida y de su pasión. Pero había una cosa que era fundamental para nosotros: entrenar todo el día y cuidarnos todo el día. Asumíamos que éramos deportistas las 24 horas del día.
Igual que un político
Claro, cuando llegas a la política haces lo mismo. Todas las horas del día, todos los días de la semana. Y la gente no está acostumbrada a trabajar tanto. Ese momento de relajarte en casa el político local no lo tiene. Ese sacrificio, ese trabajo en equipo, esa visión a medio largo plazo es muy importante. Y si lo llevas a la política al final tienes resultados.
¿Es esa la relación entre el deporte y la política?
Justo. El deporte en general, y específicamente el profesional, no es flor de un día. Hay que trabajar muchísimo, muchísimo, muchísimo para tener buenos resultados. En política es igual. Dependiendo del partido te votarán o no, pero aquellos que trabajan tienen resultados. Yo creo que es muy importante que el deportista lleve a la política esa capacidad de trabajo. Si lo haces, marcas la diferencia.
¿Cómo te defines a ti mismo como político?
Trabajador, constante, sincero. Comprometido con mi ciudad. Y con una visión de mi municipio que todos no tienen.
Tu municipio. Entrando directamente a este 28M, ¿qué cambia entre Ciudadanos y la nueva coalición de Vecinos por Sanse?
Vecinos por Sanse es un partido puramente local. Una formación que va a pensar únicamente en los vecinos y en su día a día, en las necesidades reales: limpieza, seguridad, obras. Esa cotidianidad que suelen olvidan los partidos nacionales, ya que en muchas ocasiones los utilizan. No ocurre lo mismo con la nueva coalición. Es vital que las formaciones locales o municipales sean relevantes. Como político te debes al vecino y no a unas siglas nacionales que lo olvidan.
Y una vez que ha entrado en esta política tan cercana, ¿cree que sería capaz de regresar a unas siglas nacionales?
Creo que no. Te acabas dando cuenta de que en esta clase de partidos muchas veces tienes que decir cosas que no piensas o que no crees. Pero lo haces por el partido. Y ahora no. El cien por cien de las cosas que digo las comparto y son lo que piensan tanto mi equipo como los vecinos de San Sebastián de los Reyes. Basta ya de promesas nacionales, centrémonos en lo local. Hemos hecho bien en escoger este camino.
Un camino que es bonito, pero también largo. Un ciclista siempre tiene la mirada en la meta, aunque haya tramos que impliquen más resistencia. ¿Qué es aquello que pasados cuatro años le haga sentir que tanto usted como su partido han quedado en el podio?
Hay una cosa que es imprescindible. Las metas a largo plazo son las más relevantes porque son las últimas, pero es muy importante tenerlas también a corto plazo. Siempre hay un premio de montaña o pequeños campeonatos que hacen falta de la misma forma (ríe). Estas son las que hemos cumplido y las que vamos a ir cumpliendo. ¿La siguiente? El día 28. Y durante los próximos cuatro años seguiremos con otras tantas pequeñas: ese paso de cebra, esa farola. Un cambio minúsculo, que otros políticos no aprecian, pero que hacen falta y sin los que no existiría el grande. Y llegados a las posteriores elecciones la gestión se evaluará en las urnas.
Y en ese momento, dentro de cuatro años, qué cree que le dirá la gente cuando deje el coche en el garaje. Todavía sin desayunar.
“Gracias por cumplir lo que me dijiste”. Es muy bonito que la gente te reconozca que aquello que has dicho lo has hecho. Al fin y al cabo, el político no es lo que dice; es lo que hace.