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Aviso de un líder inuit a Trump sobre Groenlandia: “No se vende”

El influyente Aqqaluk Lynge rechaza la propuesta de Trump de comprar Groenlandia, subrayando la importancia cultural y política de la isla para los pueblos originarios.

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María Dávila
Actualizado a

En un reciente artículo de opinión publicado en The New York Times, Aqqaluk Lynge, uno de los líderes más prominentes de la comunidad inuit, ha respondido de forma contundente a las propuestas de Donald Trump sobre la compra de Groenlandia. Lynge destaca que la isla no es un bien comercializable y que las tierras inuit, de vital importancia cultural y política, no deben ser vistas como propiedad de ningún país. “No se vende”, apunta.

El rechazo de Lynge refleja la creciente preocupación de los pueblos originarios en todo el mundo sobre la utilización comercial de sus tierras. Groenlandia, que es una región autónoma dentro del Reino de Dinamarca, ha sido un tema delicado desde que Trump expresó su interés en adquirirla, lo cual fue ampliamente criticado por las autoridades danesas e inuit. En su artículo, Lynge enfatiza que la tierra de Groenlandia tiene una profunda conexión con los inuit y sus generaciones pasadas y futuras. Hay que recordar que se conoce a los inuit como el grupo de personas que habitan en el Ártico. Viven tanto en Groenlandia como en Alaska y en el norte de Canadá.

El contexto de las declaraciones de Trump

En 2019, durante su mandato, el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al mundo al sugerir que Estados Unidos podría comprar Groenlandia, una propuesta que rápidamente fue rechazada por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. La controversia generó debates internacionales sobre la política exterior estadounidense y las relaciones con Dinamarca y Groenlandia. Sin embargo, las tierras groenlandesas defendieron que no están a la venta y que el respeto hacia los pueblos indígenas debe prevalecer sobre cualquier trato territorial.

El artículo de The New York Times también resalta las tensiones entre las demandas de autonomía de los inuit y los intereses internacionales en la región. Groenlandia ha avanzado en su camino hacia la independencia, pero la influencia de Dinamarca sigue siendo un tema central en las discusiones políticas, económicas y sociales. En este sentido, Lynge reafirma que la soberanía de Groenlandia es un derecho de sus habitantes, y que cualquier negociación debe considerar sus voces y necesidades. El mensaje es claro: las tierras no son un activo negociable y la relación entre los inuit y su entorno debe ser respetada, no tratada como un simple acuerdo comercial.

Con estas palabras, el líder inuit no solo rechaza la oferta de Trump, sino que también reafirma la importancia de que los pueblos indígenas sigan luchando por su autodeterminación. A medida que el mundo enfrenta desafíos relacionados con el cambio climático y la preservación de los recursos naturales, la voz de los inuit se vuelve cada vez más relevante en la discusión sobre el futuro de Groenlandia y su gente.

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El artículo de Lynge en The New York Times es un recordatorio de que las decisiones sobre las tierras indígenas no deben ser tomadas sin escuchar a aquellos que han vivido en ellas durante miles de años.

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