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POLÍTICA

Aitana Bonmatí pide a Finlandia que reconozca el catalán como lengua oficial en la UE

La jugadora del FC Barcelona femenino pide al primer ministro finlandés que acepte el cambio de estatus del catalán. La medida tiene que aprobarse de forma unánime en el Consejo de la UE.

Aitana Bonmatí pide a Finlandia que reconozca el catalán como lengua oficial en la UE
Plataforma per la Llengua / YouTube

Aitana Bonmatí, jugadora del FC Barcelona femenino y actual balón de oro, ha pedido este martes a Finlandia que apoye el reconocimiento del catalán como lengua oficial en la Unión Europea. La futbolista ha participado en un vídeo de la campaña Say Yes de la Plataforma per la Llengua, como también hizo Pep Guardiola, para que el país nórdico “acepte el catalán”.

Aunque la Comisión Europea utiliza el catalán como lengua de comunicación a través de su Representación en Barcelona, su estatus es diferente a la de las lenguas oficiales de la Unión Europea. España ya solicitó este verano la petición para que el catalán, el euskera y el gallego sean lenguas oficiales de la UE, pero la petición debe ser aprobada de forma unánime por Consejo de la UE. Finlandia y Suecia forman parte de ese Consejo y ya mostraron sus dudas sobre el reconocimiento.

“Todos los países europeos tienen que dar su ‘sí’ para que esto se convierta en una realidad, y votar a favor de ello. El catalán es totalmente oficial en nuestro país y es la decimotercera lengua más hablada de la Unión Europea. También es la lengua de mi club, el FC Barcelona, y también la lengua con la que millones de europeos se sienten representados”, indica Bonmatí en el vídeo.

Dirigiéndose directamente al primer ministro finlandés, Petteri Orpo, la futbolista ha expresado el deseo de que el catalán tenga el mismo estatus que las otras 24 lenguas oficiales de la UE. “Por eso te pido que aceptes el catalán, mi lengua materna [...] Contamos contigo, Finlandia”. Que el catalán fuera reconocido como lengua oficial en la UE fue uno de los requisitos que puso Junts para apoyar la candidatura de Francina Armengol (PSOE) como presidenta del Congreso.

¿Qué países europeos han mostrado sus dudas?

En septiembre, el Gobierno finlandés explicó sus “reservas” sobre el reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego en la UE: “Aumentaría la carga financiera y administrativa” —España se ofreció a pagar los costes— y “probablemente también ralentizaría las decisiones y entradas en vigor de regulaciones europeas”. Y aunque Helsinki cree que “asegurar la diversidad cultural y lingüística en la UE” es importante, apuesta por promover los derechos de las lenguas regionales a través de “formas más ligeras”. Fuentes diplomáticas recogidas por EFE aseguraron entonces que “una decisión así podría tener consecuencias que deben identificarse antes de decidir”. A Europa Press, otras fuentes explicaron que nadie compartía “el sentido de urgencia” que España trasladaba a sus socios europeos.

Las inquietudes de Alemania, Suecia o Finlandia pasan por la dificultad de traducir todo el acervo de la UE a esas lenguas. Para Letonia y Lituania, el asunto no es prioritario, y Francia mostró sus recelos, pero prometió estudiar la propuesta “con mentalidad abierta”.

España modifica la propuesta para presentarla como “un caso único”

España ha retocado la propuesta para que la UE acepte a las tres lenguas como oficiales con el objetivo de convencer al bloque de que, en caso de que salga adelante, la iniciativa no sentaría un precedente que obligue luego a aceptar otras lenguas minoritarias del continente, como el corso o el bretón. Según El País, la modificación remarca que el catalán, el gallego y el euskera tienen “condiciones especiales” porque cumplen ciertos “requisitos”. Según ese medio, España quiere presentar la propuesta como “un caso único” en Europa.

España expone que las tres lenguas están reconocidas en la Constitución, que son lenguas de trabajo en el Parlamento —se aprobó en septiembre como parte del acuerdo con los partidos independentistas— y que desde hace una década existen acuerdos administrativos con instituciones comunitarias para que se utilicen en comunicaciones europeas. Por último, España reitera que se haría cargo del coste de implantación de la medida, especialmente en traducción e intérpretes: “El Estado miembro que haya solicitado su reconocimiento como lengua oficial y de trabajo de las Instituciones de la Unión se ha comprometido a asumir todos los costes derivados de su utilización en las Instituciones de la Unión”.