Advertencia de China sobre las bombas de racimo

La decisión de Estados Unidos de proporcionar bombas de racimo a Ucrania, utilizadas por primera vez en la Segunda Guerra Mundial y prohibidas en la actualidad en más de 100 países, ha generado controversia en la comunidad internacional. El último país en criticar la decisión de Washington fue China.

Por medio de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, expresó su preocupación por la decisión adoptada por el gobierno de Joe Biden. “El suministro irresponsable de municiones en racimo puede desencadenar fácilmente problemas humanitarios”, mencionó, al mismo tiempo que declaró su oposición compartida por el resto de países.

Como alternativa, volvieron a insistir en el diálogo como única alternativa al conflicto bélico que ya superó los 500 días de duración. “Las partes involucradas deben abstenerse de echar leña al fuego para evitar que aumenten las tensiones y que la crisis ucraniana se intensifique”. Desde el país norteramericano el portavoz del Pentágono, Patrick Ryder, aseguró que serán suministradas aquellas bombas de racimo que representen el menor riesgo para los civiles.

Desde Rusia tildaron la decisión de Estados Unidos como de ”debilidad” y “desesperación” ante el fracaso que ha supuesto, a su juicio, la contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania. “Convertirá a Washington en “cómplice” de las muertes de civiles”, dijo la portavoz de la cancillería, María Zajárova. También lo calificaron como “intento cínico de prolongar la agonía de las actuales autoridades ucranianas”.

Incluso desde Camboya advirtieron de las consecuencias fatales que tendría no sólo su uso, sino su impacto sobre la población civil. Esta fue la advertencia del primer ministro camboyano, Hun Sen. “Supondría un enorme riesgo para los ucranianos durante décadas o siglos si se utilizan bombas de racimo en áreas ocupadas por Rusia en el territorio de Ucrania”.

Prohibidas por los signatarios de la Convención de Oslo

Las bombas de racimo están prohibidas en varios países, en particular en los países europeos, signatarios de la Convención de Oslo de 2008, de la que ni Estados Unidos ni Ucrania ni Rusia son parte. Tampoco China, India, Brasil o Argentina, entre otros estados. Su uso es muy controvertido porque las cargas que dispersan provocan muchas bajas civiles colaterales.

“Los Estados han de ratificar la Convención y deben aplicarla todos los Gobiernos, las fuerzas armadas y los grupos armados, en particular los que tienen y almacenan municiones en racimo”, recoge el texto de la Convención sobre municiones de racimo.