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Barcelona tendrá un cementerio de animales

Durante 2024, la ciudad terminará la construcción de un crematorio y una zona para enterrar a las mascotas en el camposanto de Collserola

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Un cementerio 'coronado' en el Día de los Fieles Difuntos

Son muchas las personas que consideran a sus mascotas como parte de la familia. A medida que avanza la concienciación respecto al bienestar animal, también lo hace el respeto y el cariño que se siente hacia las especies domésticas. Esas que acompañan y alegran un poco la vida. Como los perros que mueven el rabo y sacan la lengua cuando su dueño llega a casa del trabajo o los gatos que, hechos un ovillo, se acurrucan en el sofá en una perezosa tarde de domingo.

Cuanto más se cuida y se involucra uno en el cuidado de su mascota, mayor es el vacío que esta deja cuando llega el momento inevitable de su muerte. Todos los dueños de animales han tenido que hacer frente a este duro momento en alguna ocasión. A veces, puede haber incluso un periodo de duelo con sus fases diferenciadas, sus tristezas y sus irracionalidades. Poder dar una sepultura digna a la mascota fallecida es el primer paso para afrontar su marcha.

El ayuntamiento de Barcelona es el primero de entre todas las grandes ciudades españolas que ha puesto en marcha la construcción de un crematorio y un cementerio municipales exclusivos para animales. Se edificará como una ampliación del actual camposanto de Collserola. La zona donde descansarán los restos de las mascotas fenecidas estará en una sección diferenciada y separada de la de los nichos de humanos. Además, ya se ha establecido cuál será el coste de la cremación, unos 200 euros.

Un adiós asequible

La inversión total que ha hecho el ayuntamiento en este proyecto ronda el millón de euros, y forma parte de un plan más amplio de renovación de los cementerios de la capital catalana que se irá desarrollando gradualmente hasta el año 2027, fecha que se ha impuesto como fin de los proyectos contemplados en el programa. La idea es hacer los lugares de descanso más inclusivos, abriendo el paraguas de los servicios fúnebres tanto a especies domésticas como a personas de otras religiones, habilitando nuevos lugares de sepulcro que ofrezcan ritos mortuorios diferentes a los católicos.

Después de la incineración de la mascota, se pondrá a disposición de los dueños uno de los columbarios, por un coste cercano a los 50 euros. Así, la administración pública se asegura de que existe una vía económicamente asequible de dar descanso a los animales. Las funerarias de esta índole son, en los últimos tiempos, un negocio en alza, sobre todo en las grandes urbes, donde hay una proporción alta de los hogares tiene alguna mascota.

El objetivo inicial del Ayuntamiento barcelonés es que, en el menor tiempo posible, la municipalidad tenga capacidad de hacerse cargo de hasta un tercio de las incineraciones y las sepulturas animales. Un paso adelante que abre a miles de particulares la familias la posibilidad de darle un sentido adiós al animal que los acompañó en su travesía vital. En las buenas y en las malas, con esa fidelidad ciega de la que solo son capaces las mascotas.