NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ACTUALIDAD

África entra en la estrategia de Putin

Occidente y Moscú quieren convencer a los países ‘indecisos’ de África, continente del que salieron la mayoría de las abstenciones para condenar a Rusia por la invasión.

Actualizado a
Russian Foreign Minister Sergei Lavrov holds a news briefing after a session of Foreign Ministers Council of the Shanghai Cooperation Organization (SCO) in Tashkent, Uzbekistan July 29, 2022.   Russian Foreign Ministry/Handout via REUTERS REUTERS  ATTENTION EDITORS - THIS IMAGE WAS PROVIDED BY A THIRD PARTY. NO RESALES. NO ARCHIVES. MANDATORY CREDIT
RUSSIAN FOREIGN MINISTRYvia REUTERS

Como ocurre con las grandes guerras, la que disputan Rusia y Ucrania influye más allá de las fronteras de ambos países. Las sanciones internacionales a Moscú, la crisis energética provocada por estas, las relaciones entre países para buscar alternativas al gas ruso, el bloqueo de la exportación del trigo ucraniano, etc. En medio de este juego de alianzas, Occidente y Rusia buscan nuevos apoyos en África.

En marzo, solo unos días después de que Rusia invadiera Ucrania, la ONU sometió a votación en su Asamblea condenar o no el movimiento de Moscú. La respuesta contra Rusia fue abrumadora: 141 países condenaron la invasión, 5 se negaron a hacerlo y 35 se abstuvieron. Esos 35 países, en su mayoría africanos, se perfilarán hacia el lado de Occidente o de Moscú en esta guerra por motivos militares, sociales, políticos o económicos. Como en unas elecciones, es hora de convencer a los votantes indecisos.

¿Cómo afecta la guerra a África? La subida de precios es histórica, en especial los fertilizantes, la energía y los combustibles. Según Público, la mayor parte de países del norte de África son muy dependientes de los cereales y fertilizantes ucranianos y rusos. Desde el inicio de la guerra, 20 millones de toneladas de grano han sido bloqueados en los puertos ucranianos. En este escenario, ambas potencias quieren imponer su discurso en África.

¿Quién impondrá su discurso en África?

Por un lado, Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, ya ha visitado Egipto, Congo-Brazaville, Uganda y Etiopía, tratando de explicar que, si el trigo ucraniano no llega a sus países, no es por el bloqueo de Rusia, sino por las minas que Kiev ha desplegado. Hace unas semanas, Rusia y Ucrania llegaron a un acuerdo para sacar el grano de los puertos ucranianos tomados por el Kremlin. La exportación se llevaría a cabo a través de fragatas turcas, pero el ataque ruso al puerto de Odesa un día después de firmar el acuerdo hace dudar de su viabilidad. Mientras tanto, el bloque occidental explica que sus restricciones contra Moscú “no prohíben las importaciones de productos agrícolas, fertilizantes, o imponen tasas para sus exportaciones”.

El trigo es otra de las bazas de Rusia. Con el trigo ucraniano en su poder, es ahora uno de los principales exportadores de grano de África. “Muchos países del continente africano dependen de las importaciones de esta materia prima, fundamental en la alimentación, que llegan desde Rusia”, señala a la SER David Soler, periodista e investigador en África. Según datos del Observador de la Complejidad Económica de 2019, Cinco de los 12 países que más trigo exportan del mundo son africanos: Egipto (65%), Túnez (54%), Sudán (46%), Marruecos (30%) y Nigeria (30%).

Otro de los factores que podrían decantar la balanza en África es la seguridad que Occidente o Rusia estén dispuestos a ofrecerles. “En la zona del Sahel hay una falta de seguridad evidente por la presencia de grupos yihadistas y de guerrillas”, explica a la SER Dagaugh Komenan, un historiador costamarfileño y experto en Relaciones Internacionales. “La sociedad ha visto cómo la presencia de las potencias europeas, sobre todo de Francia, ha sido ineficaz a la hora de ofrecer estabilidad. Por tanto, se percibe a Occidente como una presencia no deseada”, señala Komenan. Ese hueco político-militar es el que ahora intenta aprovechar Rusia.

Mientras tanto, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, viajará en agosto a Sudáfrica, la República Democrática del Congo y Ruanda, según anunció este viernes el Departamento de Estado, en un intento por contrarrestar la influencia de Rusia en la región. Blinken quiere demostrar “a los países africanos que son actores geoestratégicos y aliados esenciales en los temas más apremiantes de nuestros tiempos, desde la promoción de un sistema internacional abierto y estable, hasta la lucha contra los efectos del cambio climático, la inseguridad alimentaria y pandemias globales para crear nuestro futuro tecnológico y económico”, informó el Departamento de Estado en un comunicado.

Los países africanos que se abstuvieron de condenar a Rusia

Pero hay un factor determinante en las relaciones con África. Según eldiario.es, algunos gobiernos occidentales creen que la apuesta que Rusia está haciendo en determinados países africanos es arriesgada. Un estudio explica que el grupo de 27 países africanos que votó a favor de condenar a Rusia estaba formado en su mayoría por democracias alineadas con Occidente: Benín, Botsuana, Cabo Verde, Comoras, República Democrática del Congo, Gambia, Ghana, Kenia, Lesoto, Liberia, Malawi, Mauricio, Níger, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Seychelles, Sierra Leona, Túnez y Zambia. También había países con regímenes no democráticos o híbridos, como Costa de Marfil, Gabón, Libia, Chad, Egipto, Mauritania, Ruanda o Somalia.

En cambio, la mayoría de los 17 países africanos que se abstuvieron o que, como Eritrea, votaron en contra de la resolución, son regímenes autoritarios o híbridos: Angola, Argelia, Burundi, Congo, Guinea Ecuatorial, Madagascar, Malí, Mozambique, República Centroafricana, Sudán, Tanzania y Zimbabue. Algunos de ellos incluso tienen estrechos vínculos militares e ideológicos con Rusia, que en ocasiones se remontan a la Guerra Fría: Argelia, Angola, Congo, Mozambique, Zimbabue, Malí y República Centroafricana. Por ello, Rusia podría estar intentando acercarse a regímenes corruptos y poco populares.