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20 alimentos que no deberías comprar por salud

Un grupo de expertos elabora una lista con los alimentos que no hay que comprar: mantequilla, cereales, bollería industrial, bebidas alcohólicas, zumos, refrescos…

Actualizado a
bollería industrial

La alimentación es uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona. Decidir qué alimentos ingerir en nuestro día a día puede traer numerosos beneficios para la salud, pero una ingesta de productos poco saludables influye de forma negativa en nuestro organismo. Por ello, es importante conocer qué comprar en el supermercado y, especialmente, qué no meter en la cesta.

Con la ayuda de Elva Orta Hoyos, vocal de Alimentación del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza (COFZA), el portal Business Insider ha elaborado una lista con los alimentos que no debes comprar por no ser saludables ni aportar nada de valor a tu dieta. “Todos ellos son productos ultraprocesados, hipercalóricos y superfluos, totalmente prescindibles y que no nos aportan los nutrientes necesarios para llevar una vida saludable”, señala la portavoz.

“Algunos de ellos sí nos alimentan, pero no nos nutren y lo peor es que desplazan a otras opciones mucho más saludables y saciantes”, señala. En el reportaje también han participado Miriam Donat Tortosa, nutricionista de Vegan Food Club; Flor Fasanella, farmacéutica y experta en Fitoterapia; y Xavier González, nutricionista de CreuBlanca.

Zumos procesados y refrescos

Los zumos de fruta procesados “no dejan de ser agua y el azúcar de la fruta, por lo que es lo mismo que beber azúcar directamente”, indica Xavier González. “Es siempre mejor tener piezas de fruta en casa y consumirlas, ya que, al llevar la fibra, ayuda a mejorar la absorción de los nutrientes y los azúcares de la fruta”, indica.

Los refrescos gaseosos son la misma historia. “No aportan ningún tipo de valor nutricional beneficioso. Su consumo frecuente está relacionado con muchas patologías relevantes”, indica Miriam Donat. Una lata de 330 mililitros de Coca-Cola contiene 35 gramos de azúcar. Es decir, el 15% de una lata de Coca Cola es puro azúcar.

Embutidos, cereales y mantequilla

Los embutidos pueden no ser tan saludables como pensamos. Pero no todos. “En muchas ocasiones este tipo de productos tienen un alto contenido en sal y el porcentaje de carne que presentan es relativamente bajo”, indica Miriam Donat. “Son ricos en grasas saturadas, una de las grasas más relacionadas con el colesterol”, dice Xavier González.

Los cereales que se consumen para el desayuno tienen un contenido medio de 27% de azúcares totales, y algunas marcas alcanzan el 34% y el 37%, como Frosties y Smacks de Kellogg’s, según un estudio de Consumer. La mantequilla tampoco es el alimento más saludable para el desayuno: “La mantequilla es rica en un tipo de grasas no saludables, las saturadas, una de las grasas más relacionadas con el colesterol”, señala González.

Comida precocinada, azúcar, postres y bombones

El azúcar blanco es el protagonista de las malas dietas. “Es un alimento con un valor calórico muy elevado y su abuso está directamente relacionado con problemas de obesidad o diabetes”, indica González. Hay otros alimentos que pueden sustituirlo, como la panela o el azúcar moreno sin refinar. El azúcar lo podemos encontrar presente en postres y bombones, alimentos que es mejor no comprar: “Si no se compran, evitamos comerlos cuando tenemos el gusanillo”, destaca González.

“En la mayoría de los casos son ultraprocesados llenos de azúcar refinada, por lo que no representan un aporte beneficioso para el organismo”, dice Flor Fasanella sobre los postres. Por otro lado, la comida precocinada, según el artículo, suelen tener demasiada sal, grasas malas y aceites refinadas de mala calidad.

Bollería industrial, yogures azucarados, margarina y harinas refinadas

La bollería refinada contiene grandes cantidades de grasas trans, saturadas y azúcares aditivos, y está asociada a enfermedades como la hipertensión, el colesterol, la obesidad o los problemas cardiovasculares. Como vemos, el azúcar en grandes cantidades puede provocar problemas de salud. Por ello, los yogures azucarados tampoco son la mejor opción. Es más recomendable escoger yogures griegos o naturales sin azúcar, pues son ricos en calcio y proteína.

También hay que descartar de la cesta de la compra la margarina, según los expertos. “Contiene bastante cantidad de grasas saturadas, aunque cada vez son más las marcas que reducen su contenido de grasa trans”, asegura Miriam Donat Tortosa. Lo mismo ocurre con las harinas refinadas, como el pan de molde blanco: “Existen muchas variedades de harina más allá de la típica harina de trigo refinada. No es recomendable consumir habitualmente este tipo ya que, durante su procesamiento se pierden gran cantidad de vitaminas y de fibra”, indica Donat.

Aceites refinados y pipas (o frutos secos salados)

Comprar aceites refinados no es una buena opción, pues las “altas temperaturas” que se les aplica durante su procesamiento “puede ocasionar sustancias químicas dañinas para los humanos”, destaca Donat. Tampoco es recomendable consumir pipas y otros frutos secos salados: “No dejan de ser grasa, por lo que en grandes cantidades no son saludables”, señala González. “Además, un exceso de sal también genera más retención de líquidos y problemas de tensión arterial”.

Lucio, surimi y gulas y mayonesa industrial

El lucio “es uno de los pescados con mayor contenido en mercurio” por lo que sería recomendable “elegir otras opciones que aporten mayor cantidad de beneficios nutricionales para el organismo”, indica Donat.

Y cuidado con el surimi y las gulas, porque “su contenido no es únicamente pescado”, según Donat, que asegura que “entre sus ingredientes podemos encontrar moluscos, potenciadores de sabor, estabilizantes, correctores de acidez, moluscos, o tinta de calamar”. En cuanto a la mayonesa industrial, “es un producto ultraprocesado que hace muy mal a la salud y se puede hacer de manera casera”.

Bebidas alcohólicas

Una bebida alcohólica “no es un producto beneficioso para nuestra salud”, recuerda Flor Fasanella. El consumo excesivo de alcohol puede provocar enfermedades como la hipertensión, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y trastornos digestivos, entre otros.