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El bumerán de Menotti que jubiló a Butragueño

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Tendría unos 10 años cuando Butragueño se quedó para siempre guardado en un cajón de mi cerebro. No fue por un regate o un gol sino por una entrevista a pie de campo después de un mal resultado del Madrid. Brazos en jarra, la camiseta de Hummel de marinero abrochada hasta arriba y esa serenidad tan suya: “No estamos preocupados, hemos jugado bien y esa es la mejor manera de que lleguen los buenos resultados. Jugando así las victorias llegarán”. Si escuchase hoy esa declaración bostezaría pero entonces, a saber por qué misterio de la corteza cerebral infantil, calmó todas mis preocupaciones. Ah, no hay por qué preocuparse, ya no van a perder ni un partido más. Me creí al Buitre con una fe ciega. Aquella temporada de la camiseta con el cuello de rayas fue la 91-92, la primera de Tenerife. Un año para olvidar.

Por entonces desconocía qué era el menottismo pero estoy seguro de que el 7 sabía que su reflexión era pura filosofía rosarina. De hecho, uno de sus compinches en el vestuario hasta hacía muy poco era Jorge Valdano, profeta del Flaco que aquella temporada destrozó con el Tenerife a una generación de jugadores blancos, la Quinta del Buitre. Lo volvió a hacer un año después con la elegancia de la escuela Menotti: “Espero devolver algún día lo que le he quitado al Madrid”. Y en una lección más de menottismo el amigo del Buitre fichó por el Real Madrid, hizo un juego maravilloso y ganó una de las mejores Ligas que se recuerdan en el Bernabéu. Para ello no dudó en cargarse a su amigo Butragueño. Y eso también fue parte del libreto del menottismo: tomar decisiones para ganar.

Conviene recordar que la escuela de buen juego, elegancia y respeto intelectual por el fútbol que se asocia a César Luis Menotti tiene por objetivo ganar partidos de fútbol. Con tanto falso menottista suelto parece que ganar es irrelevante frente al “ganar es todo”, de Bilardo. Lo que sí tengo claro es que perder con elegancia es muy menottista y que tratar de ganar cuando ya has perdido es bastante mourinhista.

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