Nos reunimos en su bar: El Cocodrilo. Un garito de Carabanchel al que no le falta detalle para saber que te encuentras en la cueva o el templo de una de las almas rockeras de nuestro país.

Su decoración y sus paredes te recuerdan aquella manera de reír 'ja, ja, ja', invitan a 'hacerte gritar', a sentir 'como un huracán' y pedirte que 'muevas tus caderas', porque en definitiva, lo importante es 'bailar mientras puedas' aunque 'una chica como tú no debería estar en un sitio como este'.

Encontrarse cara a cara con uno de los protagonistas de la música y la cultura de las últimas cuatro décadas en nuestro país impone respeto, aunque su talante cercano, relajado y humilde, me hizo sentir delante de un amigo.

Sé que no os gusta hablar de pasado, pero es inevitable pararnos a pensar en lo que debió suponer aquello de querer dedicarse al Rock & Roll teniendo aún vivo al dictador.

Teníamos 18 años en el año 74 y una auténtica fiebre de música y sed de libertad. Por mucho Franco y mucha historia, lo que tienes dentro a los 18 años es una energía tan grande que eres imparable y no había ni dictadura, ni padres, ni nadie capaz de pararnos.

Eramos seguidores del Glam de los 70 y muy a menudo vestíamos con ropa de mujer y nos pintábamos las caras. Hacíamos letras agresivas, con el afán de mejorar, de salir del barrio y ser los Rolling.

Vosotros fuisteis los pioneros en España y todo un referente del Rock & Roll en español, a nivel mundial... ¿Eso debe dejar una huella. Cómo se vive desde tu perspectiva?

Hoy lo ves con la perspectiva de 4 décadas y sinceramente creo que gracias a la música he conocido a mis amigos, a mi mujer y he tenido dos hijos. He conocido a gente exquisita y gente que se nos ha ido para siempre, aunque hoy lo consideramos como parte del peaje que hemos tenido que pagar.

Me quedo con 16 LP’s grabados, más de 2.500 conciertos y creo que además hemos contribuido a la demografía de este país. (Sonríe, porque algunas letras de sus canciones aún resuenan en la banda sonora de muchos encuentros, nuevas amistades y relaciones que dejaron huella.

La vida de los músicos es siempre algo experimental: te montas en una furgoneta que no sabes bien a dónde te lleva. Pero coges y te subes. Por esa pulsión irracional que te nace de dentro.

Al mismo tiempo, Madrid tiene un tesoro que son los barrios donde se nutre el ROCK AND ROLL, donde se curte lo duro y lo crudo. Y se canta mirando a la cara.

Estáis en plena gira con nuevo dísco 'Pura Sangre'. Supongo que el título encierra mensaje...

El nuevo disco lleva el título 'Pura Sangre'. Una canción en la que hablo de mi vida desde aquel 74 hasta nuestros días. Pura Sangre hace referencia al auténtico sonido Burning: somos como el chotis, que se baila en el mismo ladrillo. Nosotros somos fieles a nuestro estilo y a nuestra historia. Ni muy duros, ni muy Poppys. Siempre nos hemos desenvuelto en ese filo de la navaja que es el rock suave.

Hablo de eso: de aquellas ganas de salir del barrio y de tanto como creímos en el rollo: aquello que veíamos en los grandes del Glam, a los que seguíamos, que caímos en el error de las drogas. En el lado salvaje de la vida, como decía Lou Reed.

Hoy te das cuenta que las drogas no te ayudan a crear ni a componer y que te quitan mucho más de lo que te aportan. Pero es algo que solo aprendes cuando has estado allí, en ese infierno y ahora lo miras con perspectiva.

Hemos vivido en una montaña rusa que te forja la personalidad. Tocábamos el cielo y bajábamos a los infiernos con muy poco intervalo entre ambos estadios.

Además, he tenido la suerte de encontrarme en el camino con buenos músicos que han sabido recoger el espíritu de los Burning de siempre y renovar la energía.

Era la época de la Movida Madrileña y vosotros fuisteis seguramente uno de sus principales referentes. Nos hicísteis ver de repente, que se podía crear y ser músico y, en definitiva, vivir de otra manera y ser 'modernos'.

Sobre la Movida Madrileña, creo que es algo que no se volverá a repetir por dos motivos: de una parte, las ganas de libertad tras la dictadura, y de otra parte, D. Enrique Tierno Galván, que siempre supo que aquello que empezaba era muy bueno y sabía involucrarte y potencierlo.

Es cierto que la movida acabó también con un montón de grupos del extra-radio: Asfalto, Ñu, … se llevó por delante personajes como Antonio Vega, Enrique Urquijo… y al mismo tiempo, a Burning nos permitió ser anfitriones y juntar en el mismo camerino a Sabina, Miguel Ríos, Antonio Vega, o Enrique Urquijo... y eso es algo que te deja huella para siempre.

Y ahora, nuevo disco y gira promocional que culmina con la actuación en Madrid el 26 de diciembre, en la sala But. ¿Cuales son vuestras sensaciones y para dónde tiraréis en el futuro próximo?

Ahora, en nuestra gira del 40 aniversario llevamos 50 conciertos por toda España, conociendo gente maravillosa y garitos. Alimentando nuestra inspiración con el espejo de lo que nos rodea.

Personalmente, aunque considero que somos versátiles, prefiero las salas de tamaño medio, donde puedes ver los ojos de tu público y es más fácil comunicarte. Desde la proximidad.

Además, tocar en Madrid siempre tiene es un reto extra: lo bueno y lo malo que suceda en tus actuaciones se multiplica y eso la gente del espectáculo lo sabemos y por eso respetamos al público de Madrid.

Actuamos el día 26 de diciembre en la sala But. Una fecha preciosa: viernes noche, tras la digestión de Navidad con la familia, un concierto en Madrid, Malasaña… creo que son los ingredientes perfectos para esa minoría selectísima que nos va a acompañar en este concierto.

Hablemos de la situación de la música y la cultura actualmente, porque parece que las nuevas bandas están hoy exactamente igual que vosotros en los años 70. ¿Qué falla?

Es dramática por la falta de salas, pero sobre todo por la falta de una 'cultura del espectáculo en directo' que sí existe en otros lugares del mundo.

Esa es una guerra que a lo largo de estos 40 años siempre estuvo presente: la falta de esa cultura del espectáculo hace que muchas salas estén casi rozando la clandestinidad y con una sensación de persecución hacia la música en vivo.

A pesar de ello, las bandas de músicos seguimos en la trinchera permanentemente, porque tenemos esa pulsión de volver a inventar la mejor canción de tu vida y compartirla con el público.

Otro de los conciertos a los que os habéis sumado, es al concierto solidario 'Por Un Mundo Sin ELA', el próximo 31 de enero, en Madrid, donde compartís cartel musical con otros grandes de la música como Rosendo, Miguel Ríos, Amaral...

Es una de las acciones que más me ha motivado: Especialmente cuando tienes la ocasión de enfrentarte a una madre o a su hija, paciente de esta enfermedad... Si puedes aportar un granito de arena por ayudar contra algo tan devastador como la ELA, no puedes decir que no. Además, una vez más el Rock & Roll está ahí, al pie del cañón, demostrando que ante todo, somos coherentes y solidarios.