Se trata de una enfermedad para la que no existe vacuna conocida, pero sobre la cual la investigación ha avanzado de manera destacable, especialmente desarrollando tratamientos que consiguen retrasar su aparición en las personas infectadas.
En un primer momento se achacó la existencia del SIDA a los determinados “grupos de riesgo” (personas adictas a las drogas, homosexuales masculinos, personas que ejercen la prostitución o hemofílicos). Ello ha llevado a la marginación a quienes padecen infección por VIH-SIDA.
Actualmente, la expansión de la enfermedad se produce mayoritariamente por vía sexual, sin distinción entre estamento social, género ni edad. Por ello, los científicos prefieren hablar de “prácticas de riesgo” a aquellas actividades mediante las que se favorece la transmisión del VIH y no de grupos sociales.
En nuestro país se estima que 4 de cada 10 nuevos contagios se producen entre menores de 30 años y sus causas son diversas:
- La percepción de que la enfermedad ya no se considera una amenaza mortal y que existe un tratamiento.
- La falta de información sobre salud sexual y campañas específicas de prevención y sensibilización ante conductas de riesgo.
- El uso recreativo de algunas sustancias como el alcohol y las drogas facilitan una relajación de la guardia ante la enfermedad, y son causa de su proliferación en nuestro país y en paises desarrollados.
¿Qué es el SIDA? Coloquialmente, se denomina SIDA (Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida) a la pérdida de defensas y de eficacia del sistema inmunitario humano, adquirida por la infección con el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana).
Desde el momento en que se produce la infección por el VIH hasta que se produce el fallo total del sistema inmune (fase de SIDA) pueden pasar muchos meses o años. Hoy en día, los tratamientos médicos obtenidos a partir de años de investigación, han conseguido prolongar este periodo indefinidamente hasta convertir la infección en una enfermedad crónica.
Los tratamientos actuales no curan. Solamente dejan el virus latente “escondido” y sin que se aprecie su evolución, por lo que las personas infectadas por el VIH, pueden hacer una vida normal, salvo por la necesidad de recibir tratamiento “antirretroviral” diario durante el resto de sus vidas.
¿El SIDA es una enfermedad contagiosa? No exactamente. La infección por otros virus, como el de virus de la gripe, la tuberculosis o algunas hepatitis, pueden ser contagiosas, en cuanto se producen de una manera casual. El sujeto se infecta sin ser consciente y de una manera fortuita.
Los expertos prefieren diferenciar entre contagiarse e infectarse. La diferencia radica en que para infectarte, debe haber un vector que “facilite” la transmisión del virus y su entrada en contacto con tu organismo.
¿Cómo se transmite el VIH? El vih es un virus, un organismo parásito, que para vivir necesita un “huésped” donde alojarse. El huésped del vih son las "células centinelas" de nuestro organismo: los glóbulos blancos y los linfocitos CD4.
El VIH “vive” en la sangre y en los fluidos corporales con abundantes glóbulos blancos (sangre y semen fundamentalmente) y por lo tanto, las vías de transmisión son aquellas que permiten el contacto directo con esos fluidos: por transmisión directa en sangre, por la vía sexual sin protección, o por transmisión madre-hijo en el parto o durante la lactancia materna.
Infección por vía sexual:
Está demostrado que el virus no puede vivir mucho tiempo fuera del organismo humano, por tanto, es casi imposible infectarse por la convivencia habitual con personas seropositivas (portadoras del vih-sida). Compartir un vaso, un cubierto, o artículos de aseo personal, darse la mano, besarse, no son vías de transmisión y por tanto no entrañan riesgos.
El verdadero riesgo de infección es compartir jeringuillas o agujas de una persona infectada o mantener relaciones sexuales sin preservativo. Por ello, se pusieron en marcha todos los mecanismos sanitarios de control hospitalario, tales como el uso de materiales de un solo uso y al mismo tiempo, la comunidad científica insiste que el uso del preservativo en tus relaciones sexuales es la única manera de garantizar la prevención de la infección por el VIH-SIDA.
¿Por qué y Cuándo debo hacerme la prueba del SIDA?
Es muy recomendable “salir de dudas” cuanto antes y así, en caso de padecer la infección, comenzar el tratamiento médico para evitar el empeoramiento de tu salud, o que puedas infectar a otras personas por tu desconocimiento.
Deberías hacerte la prueba ante cualquiera de estas situaciones:
- Si te has hecho un tatuaje o un piercing y no estás seguro de las condiciones higiénicas del material empleado.
- Si estás pensando tener un hijo o si quieres hacerte donante de sangre o de órganos.
- Si has padecido alguna otra enfermedad de transmisión sexual, como gonorrea, sífilis, herpes genital...
- Si has tenido prácticas sexuales sin preservativo o si planeas tenerlas con tu pareja en el futuro.
- Si has compartido material para inyectarte drogas: jeringuillas, agujas, cucharas…
- Si presentas síntomas o signos de infección debes hacerte la prueba del VIH-SIDA.
Sobre todo, cuídate y disfruta tu vida de manera responsable.