Cuartos y gracias

Primera | Real Madrid 1 - Real Sociedad 4

Cuartos y gracias

Cuartos y gracias

JESÚS AGUILERA, FELIPE SEVILLANO, CHEMA DÍAZ, JESÚS RUBIO Y CARLOS MARTÍNEZ

Patética despedida del Madrid. Xabi Prieto, héroe del partido. Pitos del público a palco y jugadores

En estos casos no sabes muy bien qué decir, incluso hay quien me recomienda que no diga nada, que me limite a titular "cerrado por vacaciones" y el resto que lo deje en blanco, todos en este mundillo hemos escuchado que alguien lo hizo una vez y que su ocurrencia fue muy celebrada, indignado por el pestiño me niego a escribir, huelga de brazos caídos o de yemas caídas, de yemas de los dedos, naturalmente. Yo no me atrevo a tanto, siempre hay chismosos que confunden la genialidad con la vagancia, y es por eso que rellenaré las columnas aunque sólo sea para que no se caigan las fotos.

El Real Madrid acabó humillado por la Real Sociedad y acabó la Liga en cuarta posición, los sótanos del infi erno para quien procede de la galaxia. La previa de la Champions será un castigo demasiado leve para un equipo que no lo fue y para un entrenador del que ya no podremos decir que no hizo nada, porque lo hizo: casi provoca un suicidio colectivo, en plan Waco.

También tiene buena parte de culpa la dirección deportiva (y más arriba) y, por supuesto, los jugadores, las estrellas y los que no; ninguno fue capaz de corregir la caída, ninguno asumió el mando, quizá fue Figo el único que lo intentó. Unos y otros consiguieron lo imposible: echar a la gente del Bernabéu, convertir el mayor entusiasmo del que se tuvo noticia en la depresión más profunda que se recuerda.

Sólo cabe un consuelo: desde la ruina total se levantará un edificio nuevo (Florentino es constructor) y cada gol recibido ayer es posible que anime un propósito de enmienda y un nuevo fi chaje. Si hay agenda al respecto el último en inscribirse debería ser Xabi Prieto, la última perla de la Real, un joven que se consagró en la única plaza que entrega diploma sin necesidad de antecedentes. Prieto dio la asistencia del primer gol, marcó el segundo de cruel zambombazo y el cuarto lo metió de penalti chulapón, medio Panenka. Hay canteras que funcionan, por lo que se ve.

Continuemos con el crujir de dientes, ya puestos. Imagino, que dentro de poco tiempo, ningún madridista querrá reconocer que estuvo ayer en el Bernabéu, ni público ni jugadores, porque el asunto fue traumático y lo mejor es borrarlo de la memoria. Es posible que después de muchos años sólo Queiroz y Peseiro cuenten lo ocurrido, quizá en una taberna de Madeira y quizá al pescador que les quiera escuchar, los hombres de la mar están acostumbrados a los relatos fantásticos. Sólo ellos sacarán algo, hasta podrían escribir unas memorias, como el mayordomo de Lady Di. Sugerimos un título queiroziano: "Rosas que pinchan. De Mozambique a la galaxia y vicecersa". Desconozco lo que haremos los críticos la próxima temporada sin personaje tan peculiar, mitad Don Mendo, mitad Antonio Gala. Por la mitad de lo que le hemos dicho al portugués, Camacho podría abrirnos el pecho con una piedra de sílex y arrojar nuestros corazones a la calle Concha Espina.

A los catorce minutos marcó Kovacevic. Buen centro de Prieto y cantadas consecutivas de Pavón y César, que se durmió bajo palos. Por cierto, olvidé comentarles que jugó César, futbolista de natural ceniciento. Hay quien asegura que Casillas pagó sus últimas declaraciones ("queremos que esto se acabe ya"), sospecha que puede ser fundada, pero que no se explica, pues peor hubiera sido decir lo contrario, creo.

El Madrid naufragó por completo, injusto sería personifi car en la pareja de pivotes Borja-Jordi o en Mejía, que estuvieron mal porque están verdes. Incluso sería excesivo cargar contra Pavón, al que se quitó la confi anza y no la ha vuelto a recuperar. Peor fue el rendimiento (de rendirse, no de rendir) de Raúl y de Ronaldo, incapaces. Ojalá la mala temporada de Raúl sea sólo eso, una mala racha. Mucho me temo que sus 27 años, por todo lo que ha corrido, equivalen a los 30 de otros delanteros, mucho me temo que puedo quedarme corto.

La Real, que salió tímida, sóloespoleada por el genial Karpin, se sintió desinhibida tras el primer gol y comenzó a jugar al fútbol, que sabe. El Bernabéu ya era una tormenta, los cuchillos afi lados y los pañuelos como sábanas, el cielo de boda real. Al fi lo de la media hora, los donostiarras marcaron el segundo, un chutazo de Prieto que zanjó una internada de Karpin y una terrorífi ca indecisión de Borja.

Sin tiempo para digerir la afrenta, De Paula cabeceó a la red en una jugada que desnudó por completo a la defensa y al portero, es fácil que pocos sobrevivan a la quema que se avecina, quizá sólo Helguera. Fue uno de esos tantos en los que imaginamos que un tipo como Samuel despeja balón o cabeza de delantero, los buenos centrales disparan primero y preguntan después y los ojos del argentino son de los que hielan la sangre.

Ni siquiera un morlaco como Pino Zamorano, alegre en la embestida, consiguió levantar el partido. Ni él ni su linier, calcado al mítico Phil Collins, igual de rockero pero con banderín. Pino señaló un penalti de Potillon a Ronaldo que transformó Figo y luego uno de Figo a Aranzábal que anotó Prieto con asombrosa tranquilidad. Ambas faltas fueron, por lo que pensamos que este árbitro está perdiendo facultades, los años no pasan en balde.

El adiós. Al fi nal ni siquiera el ánimo del público fue excesivamente belicoso, porque la decepción es prolongada y porque esta última derrota fue entendida por muchos como el último paso hacia la purificación total. Muchos espectadores abandonaron el estadio antes del final del partido, el peor síntoma del descrédito.

La retirada de Queiroz del campo nada tuvo reseñable, fue silenciosa, como su llegada, elegante, dirán algunos. En cierta medida (poca) nos conmovió, muchas veces la responsabilidad no es del elegido sino de quien lo elige. También se fueron jugadores que es muy probable que no vuelvan a vestir de madridistas. Ellos, igualmente, pagan las imprudencias de otros.

La Real Sociedad tampoco abandonó el campo con la alegría de los que ganan en el Bernabéu, hubo por momentos un sentimiento de culpabilidad por abusar de quien está muerto, los futbolistas son extrañamente solidarios en estas ocasiones.

Se acabó la temporada y quizá es lo mejor que se puede apuntar. No me gustan las despedidas, suelen comentar los héroes de las películas. Esta vez sí nos gustan. Tal vez porque no hubo héroes.

LA PREVIA: Hubo comida de directivas

Las directivas del Real Madrid y la Real Sociedad comieron juntas antes del encuentro en El Señorío de Alcocer. Curiosamente, este restaurante es el que acogió el año pasado la reunión en la que la junta directiva del club madridista decidió echar a Hierro y Del Bosque y contratar a Queiroz.