Lo ha anunciado en primicia Adrian Wojnarowski, por lo que se puede decir que va a misa: Larry Bird deja su cargo como presidente de Indiana Pacers y su cargo lo ocupará el general manager Kevin Pritchard, que asciende al puesto de mayor responsabilidad deportiva en la franquicia. Larry Bird (60 años) se hace a un lado y seguirá solo como asesor. Acaba así un periplo que se extendió de 2003 a 2012 y después, desde 2013 hasta el cierre de esta temporada 2016-17. En 2012 Bird, uno de los mejores jugadores de la historia, fue elegido Ejecutivo del Año. Antes, en 1997, entrenó a la franquicia de su Indiana natal, a la que llevó a las Finales de 2000 (derrota ante los Lakers: 4-2). En los despachos no ha podido replicar ese éxito.

Los Pacers, que acaban de ser eliminados por Cleveland Cavaliers en primera ronda (4-0), se encuentran en una situación delicada, sin dar con la tecla tras desmantelar el equipo que jugó la Final del Este en 2014. El pasado verano, Bird dejó de contar con Frank Vogel y apostó por Nate McMillan pero los Pacers han sido un equipo mediocre, con menos identidad defensiva y sin el talento necesario para la apuesta por el juego ágil y rápido que se vendió en pretemporada.

Ahora la principal patata caliente es Paul George, que no salió en febrero y que airea su descontento con la situación del equipo y su gusto por los cantos de sirena que llegan desde su California natal con la camiseta de los Lakers puesta. Los Pacers ni traspasaron a George ni trataron de rodearlo mejor en el cierre del mercado invernal. Ahora también acaba contrato Jeff Teague y solo el joven pívot Myles Turner parece verdaderamente intocable, a la espera de saber si la situación de Paul George ha sido o no definitiva en este adiós de Bird, que deja todavía más lleno de incertidumbres el panorama de un equipo que trata de recuperar una identidad.