ROCKETS 115- KINGS 111

Harden y Cousins protagonizan un duelo para el recuerdo

El escolta logra su mejor marca anotadora (51 puntos) para llevar a los Rockets al triunfo ante los Kings de un imperial DeMarcus: 24 tantos, 21 rebotes, 10 asistencias y 6 tapones.

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NBA

El partido que esta madrugada disputaron Houston y Sacramento (con victoria por 115-111 para los Rockets) en el Toyota Center es uno de esos partidos de los que se hablará en 20, 30 o 40 años. Y es que James Harden y DeMarcus Cousins protagonizaron un duelo para la historia. Puede que no compartan posición (el primero, como buen escolta, es un prolífico anotador, mientras que el segundo es uno de esos pívots capaces de dirigir a su equipo al dominar todas y cada una de las facetas del juego), pero cada uno con su estilo completó una actuación legendaria. 'La Barba' se disparó hasta los 51 puntos (incluido un impresionante 8/9 en triples y 8 capturas y 6 pases de canasta), logrando así la mejor marca de su carrera. Por su parte, 'Boogie' Cousins firmó su segundo triple-doble como profesional con unos números asombrosos (24 tantos, 21 rebotes y 10 asistencias), además de sumar 6 tapones.

Son números que conviene contextualizar, así que vayamos por partes. Empezando con Harden, hay que señalar que ya forma parte de los libros de historia de la franquicia: es el primer jugador de los Rockets que completa dos partidos de al menos 50 puntos en la misma temporada. Antes que él, sólo Elvin Hayes, Hakeem Olajuwon y Moses Malone lo habían logrado, pero en diferentes campañas. Todos ellos son hall of famers. Es más, antes de conseguir un medio centenar de tantos el pasado 19 de marzo ante los Nuggets, nunca había alcanzado estos guarismos en anotación. Sólo él y Kyrie Irving cuentan con un par de actuaciones semejantes en lo que va de curso. El escolta se aferra a la carrera por el MVP con todo el derecho del mundo. "Es muy habilidoso, capaz de anotar de muchas maneras. Resulta divertido verle jugar", destacó sobre él su compañero Trevor Ariza. Precisamente, entre ambos firmaron 14 (de 23 intentos) de los 18 triples con los que Houston bombardeó a Sacramento.

La exhibición de Harden coincidió con el descanso de Dwight Howard, quien una vez recuperado de su lesión no puede aún disputar back to backs. No obstante, dice que la presencia en cancha del center no varía su forma de jugar: "Si tengo oportunidad de atacar lo hago. Si no, encuentro abierto a uno de mis compañeros y le paso el balón. Es lo que vengo haciendo en cada partido". Aún retruenan en la estructura del pabellón los cánticos de MVP que le dedicó su rendida afición. Visto lo visto, no es para menos.

Mientras, en el bando visitante, un sensacional DeMarcus Cousins se encargó de que hubiera partido hasta el final. Probablemente nos encontremos ante el pívot del futuro. Es capaz de dominar todas las facetas del juego (desde la defensa hasta el pase), tal y como demostró liderando la remontada de los californianos cuando amenzaaban con irse a pique al comienzo del segundo cuarto (46-27). No lo fue así porque Caspi (18) pero sobre todo Cousins, se pusieron manos a la obra para encabezar un ataque en el que hasta siete visitantes lograron dobles figuras en anotación. Como buen líder, DeMarcus hizo un poco (mejor dicho, mucho) de todo. Y esque fue quien más anotó, reboteó, asistió, taponó, robó y perdió balones, faltas cometió y tiros ( de campo y libres) intentó de su equipo. Lo que se suele decir, una noche completa.

"Nunca he entrenado a a alguien capaz de hacer tanto en un partido. Firmó un triple-doble, pero bien podría ser un cuádruple-doble porque puso 6 tapones, robó dos balones... A lo que hay que sumar las 10 posesiones que nos dio con sus habilidades defensivas". Son palabras de su entrenador, George Karl. No es moco de pavo lo que dice: sólo seis técnicos han dirigido más partidos en liga regular que Karl (con 1.908 encuentros). Y a juzgar por lo que dicen los precedentes, el head coach no exagera. Desde que en el curso 1973-74 se comenzaran a contabilizar los tapones, sólo Kareem Abdul-Jabbar había logrado en un partido 20 o más puntos, 20 o más rebotes, 10 o más asistencias y 5 o más tapones. Hasta que hoy DeMarcus le ha igualado, claro está.

Pero no pudo poner la guinda con un triunfo a su gran noche porque enfrente estaba otro jugador también en estado de gracia. Cada vez que los Kings amenzaban con tomar la iniciativa en el marcador, James Harden aparecía para convertir un triple como quien fabrica churros, firmar un 2+1, robar un balón y acabar machacando... En definitiva una noche para la eternidad. Y no lo digo yo: es la única vez en la historia de la Liga que en un mismo partido coincide un hombre que alcanza el medio centenar de tantos mientras en el otro alguien firma un 20-20-10. Asombroso.