Boston ganó, pero ni sus jugadores saben cómo. "Honestamente no sé cómo pudimos hacerlo con 28 pérdidas de balón", se sinceraba Jared Sullinger. A lo mejor la respuesta a esta pregunta es Rajon Rondo. El base demostró estar completamente recuperado (reapareció en enero tras casi un año lesionado) y fue el timón (20 puntos, 9 asistencias y 7 rebotes) de unos Celtics que rompieron la racha de cuatro triunfos seguidos de los Nets, que no estuvieron finos desde la línea de tres puntos (sólo 4 de sus 30 intentos pasaron por el aro). Pero Brad Stevens da otra versión de la victoria: "Me gustaría decir que nuestra defensa sobre sus tiradores fue eficaz, pero viendo la repetición creo que fallaron ellos solos, que gozaron de muchos tiros abiertos. Obviamente lo que nos dio ese plus fue el rebote". En ese aspecto Boston barrió a los Nets: 51 rechaces para los Celtics frente a los 28 de Brooklyn.

Joe Johnson lideró con 21 puntos a unos Nets, en los que por primera vez no jugó Jason Collins. El que sí estuvo fue Paul Pierce que regresaba a la que fue su casa durante 15 temporadas (desde que fuera drafteado por la franquicia de Massachusetts en 1998) por segunda vez. Acabó con diez puntos y emocionado: "Sé que me voy a sentir así cada vez que venga aquí, aunque esta vez no tuviéramos ritmo ni en ataque ni en defensa", decía Pierce, al que le está costando medirse a sus ex: 20 puntos en tres partidos con 6 de 24 en tiros. Su compañero en aquellos Celtics y ahora en los Nets, Kevin Garnett, se perdió su cuarto partido seguido por unos espamos en la espalda.

Los Celtics mandaban en el marcador 78-70 en el asalto final y los Nets no les pusieron en más problemas porque la ventaja para Boston nunca bajó de los siete puntos. "No podemos menospreciar a ningún equipo. Toca seguir trabajando", se lamentaba Jason Kidd.