Jared Goff es el quarterback que Patrick Mahomes no ha podido vencer

En la era Patrick Mahomes, la National Football League aprendió a vivir con su sombra. Un quarterback capaz de reescribir el guion del juego cada vez que toma el balón. Un creador de momentos que convierte lo imposible en rutina. Ha derribado récords, ha ganado Super Bowls, ha puesto su nombre junto a leyendas. Y aún así, en su historial, hay una anomalía, un hombre que se le escapa entre sus víctimas.

No es Joe Burrow, ni Josh Allen, ni Lamar Jackson. Es Jared Goff, el quarterback de mecánica pulcra y discurso plano. Dos veces se han cruzado, dos veces Mahomes se marchó derrotado.

Entre todos los quarterbacks titulares que ha enfrentado Mahomes desde 2018, sólo uno mantiene récord perfecto contra él. Dos enfrentamientos, dos victorias. Un enigma que desafía la estadística, el sentido y la lógica deportiva.

La noche que desafió el destino

Noviembre de 2018. Rams y Chiefs iban a enfrentarse en Ciudad de México, pero la mala administración del Estadio Azteca obligó a modificar el itinerario. El campo de juego estaba muy por debajo de los estándares del Sindicato de Jugadores y la NFL desplazó el encuentro Los Ángeles. Allí, bajo luces artificiales y en un escenario donde el caos parecía programado, Mahomes y Goff escribieron un duelo ofensivo de proporciones épicas.

Muchos consideraron que fue el partido del año 891 yardas combinadas. 10 touchdowns. Un intercambio de golpes que parecía sacado de una película con sello Hollyood. Mahomes lanzó para 478 yardas y seis anotaciones, pero también tres intercepciones, una devuelta para touchdown. Goff contestó con serenidad: cero intercepciones, cuatro touchdowns y precisión constante. El marcador cerró 54‑51 para los Rams.

La revancha silenciosa

Cinco años después, el guion volvía a repetirse. Mahomes llegaba al kickoff de la temporada como campeón defensor, con el Lombardi y expectación, enfrentando a un Detroit Lions que se había transformado bajo el mando de Goff. El encuentro fue otro duelo apretado. Algo que nadie esperaba.

Detroit ganó 21‑20. Mahomes lanzó para 253 yardas y un touchdown, pero sufrió la sangría de errores. drops críticos, pases incompletos, intercepción decisiva. Goff, paciente, controló el tempo del partido y explotó los huecos. No hubo destellos espectaculares, pero sí eficacia pura.

Fue una victoria estratégica, un recordatorio de que no siempre gana el más brillante, sino el que mejor administra el encuentro.

El contraste que desafía las cifras

Mahomes es el rostro de la NFL. No sólo es su carisma que lo hace protagonizar múltiples campañas mediáticas. Son sus logros en el campo. Hasta ahora su vitrina presume dos veces MVP de la liga, tres anillos de campeón del Super Bowl, remontadas históricas e hitos. Goff, más discreto, se ha ganado respeto a fuerza de constancia. En los dos duelos cara a cara, Goff lanzó para 666 yardas, seis touchdowns, cero intercepciones. Mahomes sumó 704 yardas, siete touchdowns, pero cuatro intercepciones. En cualquier otro escenario, esos números favorecerían a Mahomes. Aquí, no.

El cuanto a sus contratos, Goff (53 mdd) tiene un valor promedio anual superior al de Mahomes (45 mdd). El quarterback más caro de la historia sigue siendo Mahomes, con un contrato de 10 años que redefine lo que significa inversión deportiva. Y sin embargo, Goff sostiene un récord que no tiene precio: invicto contra el mejor de su generación.

Cuando los dos se vuelvan a ver las caras, no será solo un Sunday Night más. Será la continuación de una rareza estadística que resiste la lógica. Mahomes puede vencer defensas, blitzes, el reloj, la física, la narrativa. Pero no ha encontrado el modo de vencer a Jared Goff.

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