Los Yankees han regresado en seis ocasiones de series de playoffs que perdían 0-2
Nueva York está al borde de la eliminación, pero la franquicia tiene experiencia en regresar
Giancarlo Stanton no levantó la voz en Toronto. No hizo falta. Bastó con que se quedara un instante mirando al vacío, en silencio, mientras a su alrededor los casilleros se llenaban de una frustración que olía a déjà vu. La pizarra 13-7 ante los Blue Jays fue un golpe de realidad, pero también el espejo de aquel agosto en Texas, cuando los Yankees estaban a la deriva y él decidió romper la quietud con un discurso que alteró la temporada.
Aquella vez, de acuerdo con un reporte de The Athletic, Stanton pidió orgullo, no resultados. Exigió que cada uno jugara a la altura del pinstripe. El efecto fue inmediato. Yankees logró 34 triunfos en los últimos 49 encuentros, el mejor cierre de toda la liga. Dos meses después, las palabras regresan con otro eco. Nueva York vuelve a estar en el borde del abismo.
Están 0-2 abajo en la Serie Divisional ante Toronto. Las matemáticas son abrumadoras: 89 por ciento de los equipos que se adelantan 2-0 avanzan. Pero los Yankees nunca han tenido miedo de las cifras. Seis veces ignoraron el destino.
Con antecedentes de resurrección
En 1956 y 1978 le arrebataron la Serie Mundial a los Dodgers. En 1958 hicieron lo mismo con los Braves. En 1996 resurgieron ante Atlanta. En 2001 y 2017 se levantaron frente a Oakland y Cleveland cuando todo parecía terminado. En su manual de supervivencia hay capítulos escritos con sangre fría y obstinación.
El año en el que desapareció el juego sin hit ni carrera
Aaron Judge recordó esa versión en el vestidor, no como nostalgia sino como método.
“Hemos estado entre la espada y la pared todo el año”, dijo el domingo en el clubhouse. En realidad, toda la temporada fue una batalla contra las circunstancias. Lesiones, ajustes, el peso de las expectativas. Los Yankees ganaron 94 juegos, pero lo hicieron sin una identidad fija. Toronto los expuso con una crudeza que no necesita análisis. Los Jays fueron superiores, sin adornos.
Kevin Gausman lanzó como si tuviera un radar invisible. Trey Yesavage, con apenas 23 años, los hizo ver lentos. Y la ofensiva canadiense, encabezada por Vladimir Guerrero Jr. y Daulton Varsho, conectó como si cada turno fuera una declaración. En dos juegos, 23 carreras. Los Yankees apenas ocho.
No es la primera vez que el Bronx escucha su propio epitafio antes de tiempo. En 2017 también viajaron con el 0-2 a casa. Ganaron tres seguidos. En 2001, frente a Oakland, sobrevivieron al filo con la jugada imposible de Derek Jeter, aquella asistencia lateral que cambió la historia. El beisbol a veces premia la memoria, y los Yankees conservan la suya.
El futuro en juego
Aaron Boone conoce la narrativa que le espera. No es la de un milagro, sino la de una organización que ha aprendido a convivir con lo improbable. Nueva York tendrá a Carlos Rodón en el tercer juego. Su brazo zurdo será la primera línea de defensa frente a Shane Bieber. Si consiguen sobrevivir, el cuarto juego podría enfrentar a un bullpen agotado de Toronto ante el novato Cam Schlittler. El quinto, en cambio, volvería a Canadá, donde Max Fried no ha tenido fortuna.
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La historia no se repite, pero los Yankees saben cómo provocarla. Toronto tiene la serie controlada, el peso de la lógica y la estadística a su favor. Nueva York sólo tiene su nombre, su memoria y una costumbre que es volver cuando todos apuestan en su contra.
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