Guardians hacen historia en MLB tras remontar 15.5 juegos y liderar su división

Hubo un tiempo en el que la humanidad juraba que nadie correría una milla en menos de cuatro minutos hasta que apareció Roger Bannister. Hubo quien aseguró que las mujeres no eran capaces de terminar un maratón hasta que Kathrine Switzer demostró al mundo la capacidad que tienen ellas. Y también existieron matemáticos que aseguraban que la probabilidad de que Cleveland Guardians ganara la carrera por el banderín de la División Central de la Liga Americana en 2025 era exactamente cero.

El miércoles por la noche, en Progressive Field, ese cero se transformó en la sonrisa de un público incrédulo y en el rugido de un lanzador que parecía llevar siglos acumulando furia. Tanner Bibee bajó del montículo después de ponchar a Wenceel Pérez y el estadio entendió que aquello no era sólo un out más, era la continuación de un milagro deportivo.

Los Guardians llegaron a estar 15.5 juegos detrás de Detroit Tigers en julio. Ese tipo de distancia ha sido, durante más de medio siglo, sinónimo de sentencia. Ningún equipo en la era de divisiones había remontado más de 14 juegos para ganar un banderín. Hoy Cleveland no sólo lo ha hecho. Lo ha hecho con una nómina de apenas 121 millones de dólares, entre las cinco más bajas de MLB, y sin Emmanuel Clase, su cerrador estrella, apartado por una investigación de apuestas.

El ascenso de Cleveland ha roto moldes. El equipo ocupa el último lugar de MLB en promedio de bateo y el penúltimo en OPS. La descripción ofensiva que se escucha en el clubhouse es tan brutal como precisa: “José and pray”. José Ramírez y encomendarse a la suerte. Lo increíble es que ha funcionado. J-Ram lleva la ofensiva sobre los hombros y ha respondido con un septiembre de colección, incluido su jonrón 30 de la campaña que lo convirtió en el primer jugador de la franquicia con tres temporadas 30/30.

Tigers mantuvo el liderato de la Central durante 184 días. Ahora, con cinco juegos restantes, existe una posibilidad real de que Detroit se pierda los playoffs por completo. Tienen un récord de 5-14 en septiembre. Mientras Cleveland celebra el mayor ascenso en la historia, la cara triste son los aficionados de Detroit que han visto cómo su novena pierde juegos cuando más importa.

El trabajo ha sido ofensivo, pero todos saben que el pitcheo es el nombre del juego. Cleveland hilvanó 19 aperturas consecutivas permitiendo dos carreras o menos, una racha que no se veía en Grandes Ligas desde los Tampa Bay Rays de 2019. Bibee, Triston McKenzie, Logan Allen y compañía han convertido cada juego en un concurso interno para ver quién domina con más autoridad.

El resurgimiento de Guardians coincidió con la caída libre de Detroit, que perdió ocho seguidos en septiembre, y la implosión de Houston Astros, quienes de pronto parecen extrañar su destino acostumbrado de octubre.

FanGraphs calculaba el 25 de agosto que los Guardians tenían cero por ciento de probabilidad de ganar la división. La gráfica de proyecciones es un electrocardiograma plano que se disparó como un cohete en septiembre. La estadística también se rinde ante un equipo que ha ganado 17 de sus últimos 19 juegos y que ha resucitado como protagonista cuando ya se le había escrito la esquela.

En MLB siempre ha venerado las remontadas imposibles. El Bucky Dent Game de 1978, los Giants de Bobby Thomson en 1951, los Miracle Braves de 1914. Cleveland está en camino a situar su nombre en estos clásicos de beisbol y lo ha hecho pagando poco en una de las épocas económicas más desiguales en el beisbol.

Hoy puede ser el día en que Cleveland amarre el banderín. O quizá la celebración llegue en la última serie del calendario. Lo cierto es que ya nada de esto debía estar pasando. Los Guardians desafiaron las matemáticas, el sentido común y hasta la lógica.

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