Venezuela revela las consecuencias para las aerolíneas que no recuperen la normalidad en sus vuelos
Aerolíneas enfrentan un ultimátum de 48 horas mientras Caracas advierte que retirará permisos a quienes no reanuden sus vuelos.
En un giro drástico de último minuto, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) de Venezuela notificó hoy 25 de noviembre de 2025 a las aerolíneas internacionales con rutas al país que deben reanudar operaciones en un plazo de 48 horas. Si no lo hacen, advierte, perderán sus permisos de tráfico y los “slots” que las habilitan para despegar o aterrizar en aeropuertos venezolanos.
La medida se produce en medio de una crisis de conectividad, una cadena de suspensiones desatada luego de una alerta emitida por la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos, que incitó a extremar la precaución ante la creciente militarización del espacio aéreo sobre Venezuela y el Caribe.
Venezuela revela consecuencias para aerolíneas que no recuperen la normalidad
Al menos una decena de compañías, entre ellas Iberia, Air Europa, TAP Air Portugal, Gol, Avianca, Latam Airlines y Turkish Airlines, suspendieron sus vuelos hacia Caracas. Según datos recientes, la cancelación de rutas ya ha provocado la pérdida de 33 vuelos internacionales. Además, la conectividad aérea del país se ha desplomado en forma considerable, con un promedio de 181 vuelos internacionales semanales que pasó a unos 83.
La reacción de las aerolíneas no se hizo esperar, y varias redoblaron su postura, pues ninguna ha accedido a volver a operar mientras persistan los riesgos. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que agrupa a unas 300 compañías, reconoció la advertencia venezolana, pero instó a un diálogo “para asegurar que cualquier reanudación respete la seguridad operacional y los derechos de los pasajeros”.
El trasfondo es tan volátil como delicado, por más allá de la logística, la decisión venezolana responde a un contexto de tensión regional y militar. Desde septiembre pasado, Estados Unidos desplegó en el Caribe un portaaviones, al menos ocho buques de guerra y aviones de combate F-35, operación que Caracas considera parte de una estrategia de presión contra su gobierno.
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Para los viajeros, el impacto es inmediato, reprogramaciones indefinidas, rutas reducidas, costos más altos y una conectividad más limitada hacia y desde Venezuela. En definitiva, lo que parecía una ola de suspensiones temporales derivadas de una alerta de seguridad, ahora resulta en una pulseada directa entre el Estado venezolano y las aerolíneas internacionales; un ultimátum que, de no revertirse, amenaza con aislar aún más al país del resto del mundo.
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