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El día que Larry Bird ganó el concurso de triples en 1988

El alero de los Celtics consiguió su tercer título consecutivo del torneo en la casa de los Bulls tras imponerse a Dale Ellis en la final del evento.

El alero de los Celtics consiguió su tercer título consecutivo del torneo en la casa de los Bulls tras imponerse a Dale Ellis en la final del evento.
Walter Iooss Jr.Getty Images

Para 1988 Larry Bird prácticamente ya había conseguido todo: sus tres trofeos Larry O'Brien, tres nombramientos como MVP de la NBA, dos más como Jugador Más Valioso de las Finales, nueve de sus 12 nombramientos al Juego de las Estrellas y un bicampeonato del Concurso de Triples.

Sin embargo, en esa temporada Bird acrecentó su legado en el All-Star Weekend. El jugador de los Celtics llegó a su tercer Torneo de Triples y lo hacía como campeón después de derrotar Craig Hodges en 1986 ─la edición inaugural del evento─ y a Detlef Schrempf un año después.

En la primera ocasión que se disputó el torneo, se hizo conocida la frase que espetó el alero a sus contrincantes: "¿Quién de ustedes terminará en segundo lugar?".

No obstante, su actuación de 22 de 30 puntos posibles quedó opacada cuando el egresado de Indiana State se alzó con el triunfo en el concurso de 1988, al superar a Dale Ellis, de los Seattle Supersonics, en la final.

Un momento memorable

En el cruce final Ellis encajó 15 puntos y dejó todo en las manos de Bird. En un circuito un tanto timorato, y que no fue el mejor en sus participaciones, el jugador de entonces 31 años de edad llegó a el último set de cinco oportunidades debajo por dos puntos.

Los dos primeros tiros fueron fallidos; el tercer y el cuarto entraron. El marcador se encontraba empatado. El último lanzamiento definiría al campeón.

Larry Bird tomó el 'money ball' ─una canasta con esta pelota significa dos puntos─ y dibujó un arcoiris. Acto seguido alzó su dedo índice al cielo y se alejó de la línea de tiro. Antes de efectuar el tiro, Bird ya lo sabía: esa bola entraría. El enceste fue fructífero, el mítico basquetbolista se cubrió de gloria una vez más.

Y lo mejor de todo, ni siquiera se quitó la chaqueta de entrenamiento de los Celtics.