NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

MATCH BALL

La vida después de Serena

La del año pasado fue una final de las emocionantes vividas en Australia para el cuadro femenino.

Madrid
La vida después de Serena

La del año pasado fue una final de las emocionantes vividas en Australia para el cuadro femenino. Allí Serena se enfrentaba a su hermana Venus para ganar el primer grand slam del año, a la sazón, su vigesimotercer grande, lo que hacía que superase a Steffi Graf (22), la tenista que más majors acumulaba en la Era Abierta. Además, se quedaba a uno de Margaret Court (24), que comenzó en la época amateur, y también recuperaba el número uno de la clasificación WTA y se convertía en la tenista de mayor edad en ocupar esa posición, igual que en la de más edad en ganar un grande. Al poco, se supo que estaba esperando su primer hijo, lo que hacía que se apartase del circuito. Sin ella y sin otro referente como Maria Sharapova en las pistas hacía pensar un poco en el abismo en el tenis de chicas, no había una sucesión clara o al menos una hegemonía como la que las Williams habían mantenido durante años. Pero viendo el vaso medio lleno, se puede decir que ha sido una oportunidad para el éxito de otras deportistas que han sabido coger ese tren. Dos de ellas, Simona Halep y Caroline Wozniacki se jugaron el partido decisivo de este Open de Australia 2018.

La danesa fue quien decantó finalmente el marcador para ella tras casi tres horas de juego: 7-6 (2), 3-6 y 6-4. Y no solo eso, sino que si se imponía a la rumana había un doble premio, al igual que le sucedía el pasado año a Serena: volvía a ser número 1, puesto en el que había estado ya durante 67 semanas, hace de ello ya seis años. Una larga espera pero una recompensa bien merecida y trabajada. Esto último por parte de ambas, ya que las dos levantaron puntos de partido para llegar a la final.

La ganadora se apoyó en un sólido saque frente a una Halep que tardó un poco en entrar al partido pero que cuando lo hizo puso en jaque a su adversaria, dejando ver que también tenía sus opciones y arriesgando hasta volverse débil con errores no forzados. Así, la danesa supo remontar y defender su juego para imponerse ante la rumana en un tercer set donde se vieron muchos nervios.

Wozniacki, que ganó el primer major para su país en la historia y por ende también el suyo propio, tendrá que esforzarse, ya que la competencia no es un tema baladí: su rival en la final, Garbiñe Muguruza, Karolina Pliskova, Elina Svitolina o Jelena Ostapenko, entre otras, están ahí para esperar el relevo en cuanto encuentren la ocasión. Sí, parece que hay vida después de Serena.