Va a un concierto en Bratislava y lo que pasa justo antes es una pura maravilla

En las facultades de historia y en los conservatorios suele decirse, no en vano, que la cultura, en su acepción artística, no entiende de fronteras. Esta bonita condición hace que una canción originaria de un país y con unos motivos históricos —a veces, incluso, endémicos— pueda sonar en una región ubicada en la otra punta del planeta. O que Los Serrano sea una serie de éxito en Serbia.

A veces puede resultar extraño comprender cómo algo fuera de su contexto habitual puede alcanzar el triunfo popular, perolo cierto es que ocurre con mucha frecuencia. En los últimos días se ha viralizado un vídeo a través de TikTok en el que se muestra cómo una orquesta en Bratislava, en los instantes previos a un concierto, toca y baila al ritmo de Amparito Roca. Una estampa surrealista que adquiere todavía mayor rareza al producirse en la capital de Eslovaquia, a orillas del Danubio.

El vídeo en cuestión ha sido filmado por Hugo Celma, un joven creador de contenido musical español. Y la caja de comentarios se ha convertido en un oasis de valencianos que reivindican, con una razón más que justificada, esta canción como uno de los himnos propios de la temporada fallera. Europa del Este está lejos, pero comparte el sentimiento y la euforia ché.

Bratislava, una ciudad con ritmo español

La canción es un auténtico clásico, una pieza imposible de arrancar de los brazos de la cultura popular. Fue compuesta por Jaume Texidor Dalmau y estrenada en septiembre de 1925 en el teatro El Siglo de la localidad valenciana de Carlet. En aquellos tiempos, Dalmau era director de la Banda de Música Primitiva de la ciudad, donde conoció a una joven alumna, Amparo Roca, a quien daba clase de piano. La pequeña se hizo muy amiga de su hija María Teresa; tanto se encariñó el compositor de aquella chica que, finalmente, terminó por dedicarle este pasodoble bautizándolo con su propio nombre.

Aunque esta pieza ha viajado a lo largo y ancho del mundo (fue la canción con la que la delegación española hizo acto de presencia en la ceremonia de clausura en los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000), su poso en Bratislava es, si cabe, mayor.

La Orquesta Sinfónica de la ciudad eslovaca, una de las más prestigiosas del Viejo Continente, tiene un elenco de personas únicamente nacidas en Eslovaquia. Sólo hay uno que no lo es: el director, David Hernando Rico, un vallisoletano que, además, es el fundador de la banda. No en vano se dice aquello de que la cultura, en su acepción artística, no tiene fronteras.

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